23.4.13

Anzánigo me hizo ver más flores de las que conocía

Tras unos días abrazando desde el suelo la naturaleza de Anzánigo, un pequeño pueblo del Alto Gállego aragonés, uno se siente muy pequeño, muy basto y rudo, tremendamente feo; un don nadie.

Gran parte de la grandeza del mundo está en sus flores, y cuanto más pequeñas más bellas y curiosas. Se esconden entre las rocas, entre otras hierbas mayores, pero si las buscas con mimo saltan sus colores a los ojos.

Un canto por Anzánigo, perdido en la Huesca más visitada, entre zonas de complicado invierno pero maravillosa primavera.

22.4.13

Hay que curar hablando, las heridas interiores

Todos tenemos por dentro roturas sangrantes, heridas que duelen más o menos, oportunidades perdidas y deseos no cumplidos. Todos necesitamos abrir nuestras heridas para que reciban oxígeno, pues compartir los dolores es bueno para su curación.

Tener amigos sirve precisamente para curar las heridas morales, los dolores interiores. Compartir con ellos es vaciarse, es intentar encontrar consuelo y sobre todo es darnos cuenta que nuestros dolores son mucho más comunes de lo que nos creemos.