11.3.13

Menos sal en la dieta es más salud a medio largo plazo

La sal es necesaria para vivir en los animales, incluidas como no las personas. Pero un exceso en la cantidad de sal de nuestra dieta podría provocar que nuestro sistema inmune se rebele en nuestra contra, exponiéndonos a enfermedades como diabetes o esclerosis múltiple (EM), según resultados preliminares de una investigación internacional.

Las defensas del cuerpo contra una infección pueden ser terribles, haciéndolo cambiar y llevándolo a padecer enfermedades autoinmunes como diabetes tipo 1, artritis reumatoide y esclerosis múltiple. Se cree que factores genéticos aumentan la predisposición para estas enfermedades, pero no hay que descartar la influencia del ambiente. Una de las principales teorías detrás de las causas de la esclerosis múltiple es una infección viral, aunque también se cree que el cigarrillo y la falta de vitamina D aumentan las probabilidades de que aparezca la enfermedad. Ahora investigadores aseguran que lograron obtener la primera evidencia de que la cantidad de sal en nuestra dieta también puede contribuir.

Equipos de investigadores del Hospital Brigham y de la Mujer, del Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard, todos en Estados Unidos, investigaron una parte del sistema inmunológico que se relaciona con enfermedades autoinmunes. El objetivo era averiguar cómo se producen las células Th17, decisivas en la respuesta a agentes infecciosos. "Su trabajo diario consiste en aumentar la absorción de sal en el intestino", dijo el doctor Vijay Kuchroo, del Hospital Brigham y de la Mujer. "Fue cuando pusimos sal extra en la placa de cultivo cuando vivimos uno de esos momentos brillantes: vimos cómo las células se convirtieron en Th17". Expertos de la Universidad de Yale investigaron la relación entre la sal y las células humanas.

La hipertensión está en gran parte alimentada por la sal,aunque no "sobreinterpretar" una investigación que está en un estado preliminar. Los estudios se están llevando a acabo con personas que tienen presión arterial alta, también causada por el alto consumo de sal, para ver si encuentran una relación entre la sal y las enfermedades autoinmunes. "Lo único que podemos hacer es informar al público lo que sabemos hasta ahora. No tenemos absolutamente ninguna recomendación, siempre hay una brecha entre el descubrimiento científico y la traducción a la medicina", afirma Aviv Regev, médico del Instituto Broad.

Queremos un país sin políticos ¿y si lo pusiéramos fácil?

Hoy leía a un periodista con derecho a escribir que decía que a los políticos hay que abofetearlos si los vemos por la calle. Lo decía en primera persona, pero quien lo lee, estoy seguro, lo lee en segunda persona o incluso solicita que lo leamos en terceras personas. Todos.

Bien. Pensemos un momento. Imaginemos un mundo diferente. ¡Ya no tenemos políticos!, ¡lo hemos conseguido! ¿Y ahora?
Hay dos posibilidades. Solo dos:
Anarquía, que igual funciona hasta bien
Gestión dura por parte de los que pueden imponer el orden y control.
¿Merece la pena este riesgo, cualquiera que sea el sistema elegido?
En el fondo lo que queremos es que los políticos actuales se vayan a su casa y vengan otros. Pero estos otros no saldrán nunca. O mejor dicho, los que salgan no serán mejor que los que están. Si primero les rebajamos la estimación, el respeto, la consideración y además les decimos que deben ganar menos que antes de entrar en política, pues nadie que realmente valga, deseará meterse en estos follones. Quedamos los jubilados y los desempleados de larga duración.
A los concursos de tele realidad no acuden lo mejor de cada comunidad, estos buscan otros mecanismos más lógicos para ser válidos. Para hacer el bobo en televisión acuden los que ya han intentado antes hacer algo válido o importante en la vida y no les ha funcionado. Lo mismo sucede con los mejores médicos, abogados, periodistas, notarios o filósofos. Economistas que quieran entrar en política hay si acaso un par y de los que tardaron varios años de más en sacar la carrera. Los buenos prefieren no complicarse la vida para nada.
Pero seguimos odiando a TODOS los políticos lo que ayuda, eso si, a que muchos de nosotros tengamos ganas de abandonar y dejar que todo tome el camino que parecemos querer entre todos. ¿Quién soy yo para llevar la contraria a la mayoría?, si la mayoría quiere que no haya políticos, lo lógico sería empezar por irnos de la política, dejar esto y tomar nota de los deseos. Querer imponer, creernos que somos imprescindibles nos llevan a dar la razón a quien pregona que somos imbéciles y peligrosos. Bueno, y si además creemos que todos los políticos son malos o peores menos uno mismo, es que ya hemos entrado directamente en la enfermedad mental más terminal.