Se avisa rotundamente que España ha perdido un 30% de su fuerza industrial con la crisis, que el cierre de empresas o el retraimiento de todas ellas han lanzado a más de 650.000 trabajadores industriales al desempleo. Pero no parecemos darnos cuenta de este grave problema.
Lograr que una empresa se cree, nazca, es muy complicado. Lograr que una persona se convierta en un empresario es muy difícil. Conseguir que esa empresa tenga una calidad vital que le sirva para crecer, crear empleo, exportar, ser útil a la sociedad sobre la que se asiente es complicado en el corto plazo.
Cuando una empresa se cierra se pierde una gran oportunidad de empleo, de beneficio social. Eso sé que no es entendible con facilidad desde ópticas de izquierda; se hace lo que se puede para defender el papel de la empresa aunque siempre asumiendo que parte de los empresarios no lo ponen fácil para defender su labor.