15.2.13

No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede

Debemos asumir, aunque cueste mucho entenderlo, que los humanos NO podemos controlar todo lo que nos pasa en la vida, que simplemente somos unas piezas de juguete que nos mueven las circunstancias, los aires de nuestra vida o incluso las vidas de los que nos rodean de cerca o de no tan cerca.

Decía Epícteto y nos lo recordaba hace unos días Rosa Montero, que: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.
Esta diferenciación es fundamental para comprendernos. Lo grave no es lo que nos sucede, sino como entendemos y nos comportamos ante lo que nos sucede.
Lo que nos sucede a nosotros, le ha sucedido antes a millones de personas. Unas reaccionan mejor que nosotros, otras igual y otras peor. Los resultados de la acción no es ella misma, sino la reacción que provoca, la forma y manera en que nosotros reaccionamos ante lo que nos sucede.
No podemos evitar que nos sucedan ciertas cosas. Pero SI podemos reaccionar de una manera o de otra.

14.2.13

El patetismo de la política afecta gravemente a la sociedad española

Mariano Rajoy está vencido, resulta patético y apagado, está en un momento en que ha perdido el tren de las decisiones y se ha comportado ante la gravedad actual como se esperaba de él, lento, sin respuestas, sin saber comunicar, errando en lo más elemental. 

Ayer Rubalcaba pidió la dimisión de Rajoy en un ejercicio absurdo una vez más, pues no va acompañada de la lógica parlamentaria. A estas alturas, si se está seguro de que Mariano Rajoy lo está haciendo muy mal, lo que debe hacer el PSOE es presentar una moción de censura, con todo lo que esto conlleva.
Un Presidente de Gobierno no puede ser el Secretario General de un partido con tantas sospechas sobre sus tejados. Es insoportable para el país, para el sistema. No lograr resolver este problema, con ramificaciones que van en aumento como los contratos o Seguridad Social de Bárcenas o el asunto Ana Mato, es de una incapacidad política inconcebible.
La parálisis política en nuestro país es deprimente, las posibilidades de recambios parecen nulas. Los ejemplos de atención hacia Ada Colau y Beatriz Talegón nos muestran las ganas, los deseos, las necesidades brutales por encontrar a nuevas personas que desde la política sean capaces de abrir las puertas y las ventanas y dejar que entre el aire fresco. Simplemente necesitamos nuevas personas, nos conformamos con eso, con que sean nuevas.
El futuro no será fácil, los cambios son cada vez más necesarios y más amplios en una nación civilizada y creíamos que democrática. Es tanto el trabajo político que hay que asumir, que parece imposible lograrlo en los próximos años. Es imprescindible que todos los políticos actuales empiecen a plantearse su jubilación, y los sistemas judiciales deben actuar más y mejor, modificando leyes y normas para evitar los abusos constantes desde la política.
Puede que nada cambie desde fuera, de la cáscara, pero de lo que no hay duda es de que por dentro está todo ya cambiado, muy cambiado, y la podredumbre tendrá sus consecuencias.