Hay que redescubrir la música que nos ponga en un buen estado mental, la que anima y levanta los ánimos, la que sirve para ponernos alegres, contentos, animados. Todos en alguna ocasión hemos puesto música sólo por no escuchar el silencio, o encendemos la radio solo para que no haya tanto soledad en donde estamos; hay que hacerlo menos y esforzarnos por seleccionar y escuchar un tipo de música que nos apasione, sobre todo música que nos haga sentir emociones positivas que casi no disfrutamos, hacer de la música una fuente de “variedad emocional”, de ayuda para levantar los ánimos. La música ayuda y debemos recordar que hay decenas de tipos de música, tal vez nos falta conocer la que a nosotros nos sirve para salir de los agujeros.
11.2.13
Hay que gozar de la música, de nuestra música
Hay que redescubrir la música que nos ponga en un buen estado mental, la que anima y levanta los ánimos, la que sirve para ponernos alegres, contentos, animados. Todos en alguna ocasión hemos puesto música sólo por no escuchar el silencio, o encendemos la radio solo para que no haya tanto soledad en donde estamos; hay que hacerlo menos y esforzarnos por seleccionar y escuchar un tipo de música que nos apasione, sobre todo música que nos haga sentir emociones positivas que casi no disfrutamos, hacer de la música una fuente de “variedad emocional”, de ayuda para levantar los ánimos. La música ayuda y debemos recordar que hay decenas de tipos de música, tal vez nos falta conocer la que a nosotros nos sirve para salir de los agujeros.
Qué tipo de Papado necesita el mundo actual?
No es fácil
entender por los católicos que el Papa renuncie a su trabajo, nombrado (dicen) por
designio divino con intersección del Espíritu Santo. La sensación desde fuera
es que se esconde algún motivo no aclarado, que impide saber la realidad. El
ejemplo de Juan Pablo II, gravemente enfermo pero aguantando hasta su
fallecimiento, es el más cercano para indicarnos que no es lógico en el papado
las dimisiones, si no son forzadas.
Pero lo
importante es que ahora se abre un periodo complejo, en donde se van a volver a
pelear dos tendencias católicos (el menos) bien distintas, para hacerse con un
poder increíble.
No quiero
nombrar a grupos muy potentes que han martilleado entre las catacumbas de una
iglesia herida, no quiero hablar de las debilidades manifiestas de unos católicos
progresistas cada vez con menos fuerza dentro de una iglesia que busca el
integrismo, algo que parece de moda entre casi todas las religiones potentes.
Quedamos muy
pocos —por edad— que recordamos una iglesia católica abierta a la calle, a los
pobres, a los que sufren, a los obreros, a las adaptaciones junto a la sociedad
que toca vivir. Muy pocos recordamos ya a Juan XXII o Pablo VI. Pero es posible
entender otra iglesia católica, ya lo creo que sí.
Si la
dimisión forzada es provocada por algunos poderes ocultos, nos gustaría conocerlos
para traerlos hasta España y dejarles trabajar entre tanto político que se ata
a sus sillones. Y para que también los conozcan los que tienen que elegir nuevo
Papa y así no equivocase otra vez con figuras de escaso peso personal y de
grupo, que no sepan liderar un poder mundial mucho más potente de lo que
podemos imaginar desde fuera de él.
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