22.1.13

En el PP algunos sabe mucho, muchos saben algo

El PP ha encargado una auditoría interna (para ellos solos, para intentar saber y no contar)  más una auditoria externa que pagarán ellos y encargarán a quien les de la real gana y que no podrá demostrar nada de nada.

Alguien (más de uno) sabe mucho, muchos saben algo; pero si no hay papelicos guardados en las cajas del PP (presuntamente), nadie podrá demostrar nunca nada. Y es de pensar que los apuntes en B, alguien se los ha llevado o los ha roto en el WC de algún despacho.
En las contabilidades de ninguna organización, quedan rastros de la contabilidad B, luego nadie puede demostrar nada con la contabilidad que se puede enseñar. La otra, la que guarda en su ordenador personal el “jefe” del tinglado, no se sabe con qué nombre se guara. Y los recibos, que NUNCA se firman dos veces, los guarda el mismo que los entrega.
Creo que Bárcenas era de los contables antiguos, de los de lápiz y libretica, así que es más complicado todavía poder pillarle en el supuesto caso de que algo no fuera legal. Nada de nada, oiga.
Así que o logramos hacer que alguien cante, que se acojonen de verdad, o no se podrá hacer nada, lo que jorobará más al PP, que tendrá que soportar el estigma de la trampa durante toda su vida.
¿Da igual en este santo país hacer trampas?, pues parece que si, que incluso entre algunos de nuestros vecinos de calle, resulta simpático y da personalidad sabe engañar. Somos así de imbéciles y perdonamos las trampas pensando que demuestran que quien la hace es un tipo listo. Joder con la bobería profesional.

21.1.13

Nos jugamos la democracia entre sobres malva con dinero B

Uno se podría sentir Diputado, Concejal o Ministro, pero el poder lo dan los tesoreros con los sobres. Si eres de los de 15.000 eres imprescindible, si de los de 5.000 eres importante. Si no lo recibes no eres nada.

Por cada sobre que se entrega, hay otro sobre que se recibe. Debe y haber. No se puede dar lo que no se recibe. ¿Por qué se recibe? ¿a cambio de qué?
Los que lo reciben no lo declaran, luego, no hay manera de que hablen pues también se la han jugado con Hacienda y prefieren callarse. Así que el silencio está asegurado. Los mafiosos pusieron de moda la palabra “omertà”, que suena a muerte.
El poder hoy lo tiene quien en su bolsillo guarda la libreta con apuntes negros. Siempre se apunta en una libretita o en un documento de Excel, depende de la edad del tesorero. Pero se apunta, vaya si se apunta. Y hoy ese documento vale más que un sobre lila de los gordos. Pero sobre todo ese documento vale no para ser publicado, no, vale para ser destruido.
Alguien mira esa libretita, sonríe y piensa en lo que vale el papelito y él mismo. Y vuelve a sonreír.
¿Qué podemos hacer ahora?, jodo, pues apagar la luz y ponernos a dormir. O bien empezar a encender los focos y mirar por debajo de las alfombras del país de forma contundente y con enormes cambios. Todo se nos ha ido al carajo, nada sirve.
No hay que hacer reset, es falso. Hay que reinstalar un nuevo sistema operativo, comprarse nuevos programas, cambiar la pantalla y el teclado y ponernos a rezar quien crea, para que todo vuelva a funcionar mientras copias al nuevo ordenador lo poco que hay salvable.
Efectivamente, lo que se hará es apagar la luz. Es lo que tiene el miedo, que todo lo pinta de negro.