25.12.12

Juan Carlos hace de Rey con un discurso moderno y realista

El Rey Juan Carlos ha estado moderno, claro para quien quiera leer entre líneas, avisando de que no todo es economía y de que el trabajo debe ser más repartido y la política con mayúsculas recobrar su prestigio pues no se puede vivir sin política.

No ha hablado de Cataluña aunque se ha dirigido a todos señalando el problema que supone las divisiones, cuando el camino de lo grande es una de las pocas soluciones que tenemos para salir de esta, bien con una España tranquila, bien con una Europa más capaz.
Su presentación, semi sentado sobre la mesa, es un acierto de comunicación demostrando modernidad y cercanía, restando importancia a sus palabras con el gesto del cuerpo, pero dotándole de importancia con el idioma gestual acompañando bien el de las palabras claras y sencillas. No se puede decir que ha hablado para los gran formados, pues su idioma es sencillo.
Ha querido dar importancia al gobierno pero también a la oposición, y sobre todo a los políticos, tan defenestrados en estos años, y que sin duda deben cambiar para recuperar su respeto perdido. Y ha hablado con rotundidad de los derechos sociales, de la importancia en nuestra sociedad, del respeto que todos debemos tener sobre lo que ya habíamos conseguido. Hay que poner las cuentas en claro, pero hay que dotarse de mecanismos de reactivación, de estímulos para crear trabajo y riqueza.
Dijo con claridad que el actual "desapego hacia las instituciones y hacia la política", debe resolverse y propuso "encontrar nuevos modos y formas de hacer algunas cosas que reclaman una puesta al día".

PD.: No tiene nada que ver ser o sentirse republicano con analizar lo que se hace e incluso reconocer que a veces se hace bien.

24.12.12

Nadie sabe de donde ni a qué viene los lectores

Nadie sabe de donde viene los lectores, y si no que se lo pregunten a Jorge Javier Vázquez, que está asombrado del éxito de su novela diario, que deja mucho que desear pero se vende como rosquillas. 

También es cierto que una cosa son los lectores y otra bien distinta los compradores de libros. Leer lo que se dice leer, pues eso, cada vez menos y peor. Muchos de estos libros de Jorge Javier se quedarán en la estantería del comedor, esperando al juicio final. Será un regalo más práctico que un frasco de colonia, pues al menos está hecho aquí y no huele mal.
Hoy los lectores leemos en internet —y me incluyo— unos pocos segundos. Es como si nos escociera aguantar mucho tiempo sobre la misma página de internet. Como no nos pille guste en las dos primeras líneas, estamos perdidos. Nos (les) abandonan. Así que esta es la primera enfermedad del escritor. No consigue fidelidad.
La segunda es que hoy escribir es gratis. Parece la más importante pero no lo es, pues ya casi todos los que deciden escribir han asumido que esto es gratis. Como llevar a la suegra en el coche a comprar jabón al Pryca.
La tercera es que hay que escribir condensado, en pocas líneas todo. Eso o escribir en un exceso sin control. Hoy El Quijote tendría dos versiones. La corta con a lo sumo 3 páginas. Y la larga con un mínimo de 2.500 páginas. No sé que hubiera sido más complejo. Por eso hoy ya no se escribe un Quijote como dios manda.