12.12.12

Mañana de conferencia con chavales vitales sin crisis

Hoy he tenido una conferencia con unos 90 niños de entre 11 y 12 años. Son el futuro y se les nota. Son la alegría, los jóvenes del futuro que no saben qué es la crisis, aunque la conozcan en su casa; pero muchos de ellos ya no han conocido otra forma de sentir la sociedad.

 Son alegres y con muchas ganas de aprender y preguntar. Otras veces me han tocado ejercicios parecidos pero con chavales de 16 a 18 años y en cambio ha sido brutal para mi. En este caso de hoy han estado mucho más atentos, incluso más entretenidos dentro de lo complicado que es conseguir la atención en los grupos obligados de alumnos.
Nunca antes los chavales han tenido tantos medios técnicos para aprender, para complementar sus estudios, y los emplean. Pero tengo serias dudas de los resultados finales. No por los chavales de estas edades que además me han sorprendido con un trabajo de frases y preguntas, ajeno a mi conferencia y que estaba de exposición en los pasillos, denotando unas inquietudes muy curiosas. Pero me preocupan los resultados de los PISA y de las comparativas con otros países.
Creo que a partir de los 13 años los maleamos, les rompemos las ganas, no sé muy bien por qué, y esas inquietudes y ganas de explorar lo que les rodea se van perdiendo. No es posible que un número muy alto de estos chavales se conviertan en “fracasadores” escolares casi contagiosos, en chavales que a partir de estos momentos se frenen y dejen de crecer intelectualmente. Efectivamente ahora ya se les puede notar los fallos y errores, pero es el momento de actuar, de corregir, de reeducar, de buscar alternativas. Creo que como sociedad no somos inteligentes y que a partir de este punto los vamos lanzando a un sistema que ya no es capaz de frenar la caída.
Mientras hablaba les miraba en busca de su atención y un 20% a partir de los 10 minutos ya no prestaba una atención suficiente. Al final de la hora de intervención se había aumentado hasta un 20% aburrido más otro 30% apático en distintos grados. Pero quedaba una mitad del grupo con ganas de aprender. Y eso para mi es mucho. Lograr que un 50% te atiendan una hora sobre un tema tal vez aburrido, es casi milagroso en estos tiempos en que todo se mide por segundos, por escasos minutos.
Debemos cuidar mucho más la educación, el inmenso trabajo de muchos profesores con gana de innovar y de participar con ellos en el futuro. Pero desde la familia también hay que hacer un trabajo muy serio de acompañamiento y respeto hacia la cultura y la formación. Si no somos capaces, vamos a pagarlo muy caro. Todos.

11.12.12

El problema de la red de Paradores no se resuelve privatizando

La red de Paradores en España está en horas bajas, con problemas complejos de entender pues en apariencia han surgido casi de la nada y en pocos años. Pero lo cierto es que son un artilugio complicado de asimilar en el siglo XXI con una España pionera en el turismo que queremos que sea de calidad y Paradores representa una forma de entender el turismo que se nos antoja anticuada.

Y ahora me explico, antes de ser linchado. La red de Paradores en España tiene una calidad entre buena y excelente en casi todos los casos, pero a su vez unos precios poco competitivos y un tipo de clientela compleja. No suelen ser establecimientos en donde los extranjeros sepan sacarle jugo a su excelencia, y por el contrario sus precios los han convertido en servicios para una cierta clase social media alta. La edad media es alta y las comodidades no son del siglo XXI.
Por otra parte en bastantes casos no se han sabido adaptar a la realidad económico del momento de crisis, hay un problema de rentabilidad, no tanto por sus resultados globales antes de reformas, como por el lógico mantenimiento de unos edificios suntuosos, caros y complicados, que deben repercutir sus reformas en los precios finales.
Complicados asuntos, complejidades varias que convierte en poco rentables los complejos hoteleros de Paradores. ¿Debemos soportar con dinero público las reformas de estos hermosos edificios?, pues posiblemente en periodos de crisis no. Pero la marca Paradores son algo más que unos simples edificios de hoteles para lo que representa el turismo en España.
En muchos casos son edificios situados en lugares poco competitivos, incluso en localidades que viven en gran medida de su tirón turístico, con una ocupación media que resulta baja y una reconversión que se antoja urgente. ¿Qué hacer?
Efectivamente, una vez que ha llegado el PP, lo lógico es esperar que los privaticen. Algo complicado pues son edificios históricos en muchos casos, con un valor de reconstrucción soportado por todos que ahora nadie deseará sufragar. Es decir, una privatización sería tanto como regalar unos inmensos edificios a costa de que no nos siguieran costando dinero su mantenimiento. Mal negocio para el país.
Hay que mejorar su gestión, profesionalizando, y aquí si que es lógico y no es sanidad como pretenden hacer en un todo contra todo. Hay que renovar completamente todo su interior en algunos casos, ofrecer servicios de más calidad y sobre todo más modernos y saber integrarse en un mercado muy variado peor también muy competitivo. Cerrarlos NO, pero adaptarlos SI. Lo malo es lograr hoy una financiación de mucho dinero, para poner al día estos hermosos pero enormes edificios.