9.12.12

No es lo mismo escarbar que excavar

Hoy me he quedado un tiempo con la palabra “escarbar” entre mis debilidades mentales. Escarbar; escarbando; escarbemos todos para ver qué hay debajo.

Escarbar es buscar, es remover la superficie de algo, no sabemos bien con qué motivos. A veces en busca de más luz, otras para tapar lo que han hecho, algunas para buscar los tesoros. Es sobre todo "rascar" de donde viene la palabra escarbar.
Escarbar es también buscar lo desconocido, investigar con saña para encontrar la verdad, mirar más de la cuenta, para poder ver más de lo que te permiten.
Y efectivamente, meterte el dedo en la nariz con ganas de quedarte limpio es también escarbar en la nariz en busca de la tranquilidad.
No es lo mismo arañar o raspar que escarbar, pues se necesita más ansia, más ganas de remover todo, más deseos de encontrar el final rascando capa tras capa, hasta el fondo, en busca de la solución. Escarbar es limpiar, terminar, acabar, tal vez dejarlo todo como unos zorros, pero tras resolver por un trabajo intenso.
Ahora, os lo aviso, escarbar tampoco es excavar, aunque se parezcan. Muchas veces escarbar se hace con las manos, con las ideas, con los deseos. Pero en cambio para excavar hay que empelar palas y herramientas más fuertes. Escarbar se hace con delicadeza mental aunque se emplee fuerza bruta. Para excavar solo se necesita rapidez en terminar la tarea.
Escarbar busca la luz apartando lo que no sirve. Excavar busca un hoyo en donde enterrar lo que nos da miedo.

No necesitamos nuevos caminos; ya tenemos "Camino".

Esta sociedad necesita nuevos ideas, personas, brillos, caminos. Ver a Berlusconi refrotar sus siliconas apagadas por las cámaras de televisión mientras nos quiere enseñar lo que hay que hacer, produce vértigo.

Si en Europa para recambiar a un técnico no elegido hay que recurrir a un Berlusconi que no logra entrar en los juzgados, nos lo tenemos que hacer mirar con urgencia.
Estamos recurriendo a los viejos topos, a los cadáveres apagados de las viejas glorias, a los Felipe y José María, a Berlusconi o al papa Juan XXIII. Soñamos con que vuelvan los 60, los 80 o los 90, nos da igual con tal de que no sean estos. Pero no estamos soñando con que brille la novedad, lo nuevo, the New Deal.
O malo de la crisis es su duración y su escaso impacto sobre todos nosotros. Sería mucho mejor que hubiera sido más potente, mucho más potente, para lograr que hubiera sido más corta. Como nos están dando patadicas constantes pero nos las disfrazan de coscorrones, no nos enteramos del dolor. Incluso nos están convenciendo de que lo hacen así, para que sean mejor los resultados. Todo se hace para que nosotros, tú y yo, mejoremos. Pero en cambio somos todos nosotros tan tontos, que no nos damos cuenta. No mejoramos.
No podemos volver a traer a Franco pues se nos murió, pero ya observamos como el Opus Dei si está firmes y con la mirada al frente buscando el sol. Es un detalle. Igual nos salva el Opus Dei y no nos estamos enterando. De momento ya han llegado a acuerdos con el Gobierno, algo que no lograba la Iglesia desde 1975. Nada como lograr que gobiernen ellos mismos, para lograr acuerdos secretos.
Decía en la primera línea de esta entrada que necesitamos nuevos caminos. No me di cuenta de que para eso ya tenemos “Camino” de San Josemaría Escrivá de Balaguer.