7.12.12

Pesadilla en la cocina como servicio de coach, sirve para muchas empresas

Pesadilla en la cocina es un programa bruto, un programa de realidad guionizada de televisión para conseguir audiencia. No hay duda por parte de nadie. Pero las empresas que se someten a este juego lo hacen previa llamada al programa de La Sexta para que les ayuden y por que están en situaciones terminales. Los mecanismos de respuesta del programa son los que necesitan muchas empresas de este país, sean del sector que sean. El formato “Coach” o “entrenadores” son validos para entretener pero son muy válidos para mejorar vicios ocultos en numerosas empresas.

Muchos de los tic que se ofrecen, de las realidades que se ven en el programa Pesadilla en la cocina, son comunes a muchas empresas en nuestro país. Les toca a los restaurantes por la facilidad en entender los errores, por su plasticidad a la hora de probar resultados y por la cercanía a todos nosotros. Pero la incapacidad de los gerentes a ser empresarios es habitual entre las empresas que fracasan, los mandos intermedios que son unos incapaces son muchas veces responsables de unos malos resultados, la nula práctica de lo más habitual son absurdas acciones que se repiten sin entenderlo desde fuera. Y la mala formación profesional e los implicados una constante.
Los mismos consejos servirían para centenares de empresas de variados sectores, en un intento de salvarlas. Y curiosamente en casi todas de ellas, salgan en Pesadilla en la cocina o no, arrastrando unas deudas muy severas que destrozarán las vidas a sus gestores. Son similares problemas.
 La relación entre gestores y empleados son malas. El producto que se ofrece a los clientes es malo o peor al de la competencia y sin relación con el precio que se paga. No hay implicación de los dueños en la realidad de la empresa. Se invierte sin control. No existe una información clara de la facturación en el día a día lo que convierte en drama las deudas cuando se dan cuenta. No hay control de almacenes, de entradas y salidas. NO hay formación profesional suficiente. Los servicios que se ofrecen nadie sabe explicarlos ni hay constancia de que sean los necesarios para cada momento. O se es prepotente o se es incapaz.

Todos somos cómplices de la inmoralidad bancaria

Es inmoral que las ayudas que nos manden desde Europa para rescatar los bancos españoles los tengamos que pagar entre todos nosotros, con nuestros impuestos, mientras que si dejamos de pagar 300 euros a un banco nos puede perseguir con saña y nos aplique unos costes brutales. Ya se sabe que gran parte de estas ayudas nunca las podrán devolver los bancos.

Pero más curioso es que estas ayudas que al final tendremos que pagar nosotros y no los bancos, se tengan que dar por malas praxis bancarias y financieras. Se las regalemos por que los dirigentes bancarios de variado nivel han jugado con nuestros dineros hasta perderlos, han entregados créditos sin control a particulares y empresas, han apoyado a gobernantes para seguir jugando con sus inauguraciones sin necesidad.
Y lo increíble es que nadie tenga temor de terminar en un juzgado, que no haya imputaciones posibles, que se hayan asegurados jubilaciones tremendas, que tengan patrimonios repartidos y recolocados. ¿Para qué tenemos leyes?
Y mientras tanto los ciudadanos seguimos pensando que la culpa es de los políticos, cuando nosotros somos quien los elegimos, luego, somos como mínimo cómplices necesarios de estas incapacidades o trampas compartidas.