3.11.12

Miguel Barroso, el líder casi escondido del PSOE

Poco a poco voy confirmando que quien desea mandar sobre el PSOE no es el PSOE sino un tal Barroso, de nombre Miguel, que anda casado con la que él desea aupar al futuro, como si de un producto de laboratorio se tratara. 

Lo sabía hace tiempos, pero uno muchas veces entre lo malo y lo peor, opta por no mirar y hacer como que no ve, esperando que salga algo regular de los experimentos. Pero los últimos discursos de Chacón, alguno aplaudido desde este blog sin haber escuchado más intervenciones suyas en los mismos días, me indican que algo falla.
Un líder o alguien que aspira a serlo, no debe, no puede repetir las mismas frases en varios sitios a la vez. Denotan una memorización excesiva de los mantras, como los malos alumnos que se saben la lección de carrerilla, aprueban pero nunca triunfan.
A mi Barroso me había parecido un tipo listo que sabía manejar los subterráneos de la comunicación, de la publicidad, de eso tan poco y mal empleado en política de saber informar con inteligencia sobre lo que se hace y lo que no se debe hacer. Pero esa mezcla de amigo de Zapatero, más amigo de Rubalcaba más esposo de Chacón me parece una mezcla explosiva que le ha cambiado el rumbo y la meta, para convertir al PSOE en otro experimento más de cara al futuro, cuando lo que necesitan los socialistas es jugar si acaso con gaseosa y ponerse a trabajar por las ideologías.
El PSOE hoy no es nada, o mejor dicho, nadie sabría decir qué es. Es buena la pluralidad, las divergencias, las ideas enfrentados sobre todo cuando hay pocas y nadie sabe a cual dirigirse. Pero es malo manipular mantras, crear líderes de artificio, no haber entendido el momento histórico de la izquierda en Europa.
O ellos mismos empiezan a ser muy críticos con su organización o no lograrán ser críticos con nada pues se les escapará de las manos la historia. Lo cual no quiere decir que desaparezca la izquierda, simplemente que será a través de otras siglas, lo que nos llevará a una lentitud en la recuperación de la capacidad para decidir. ¡Snif!

Cómo superar y entender la crisis de los 50 años

En llegando a cierta (o incierta) edad, se empieza a ver por los lugares que frecuentamos, la gente que son más jóvenes que nosotros. Son todos más jóvenes, ¿qué ha sucedido?

Durante décadas hemos vivido rodeados de personas mayores, de gentes que nos superaba en edad y lo notábamos. Éramos el futuro. Pero llega un día en que miras a tu alrededor y solo ves a jóvenes, a persona asquerosamente más jóvenes que tú.

No es que fastidie, simplemente duele si te pilla con el paso cambiado. Piensas en un primer momento que es casualidad, que bueno, sucede en este lugar y no en otro…, bueno si, en el trabajo también; y entre los vecinos, y…, mejor no pensar.
Te empiezas a dar cuenta que eres el pasado, que ya no serás nunca el futuro, que si, que todavía puedes aportar muchas cosas pero que los que te rodean también y además por más tiempo. Los ves más lozanos, más jóvenes, con otro brillo, más altos y delgados, más guapos. Observas que algún día te dejan el asiento del autobús aunque enseguida te niegas a tomar la gracia —maldita gracia— de ocupar un asiento que no te pertenece. Luego observas que no siempre es así, que en la consulta del médico todavía eres de los más jóvenes, que en los parques o mirando las obras de tu barrio son muchos los que te superan. Y si te pones a pensar lo estropeas todo.
Hay que asumir que todos crecemos para luego menguar. Que vamos tomando años como el que se toma unas cervezas, para engordar la barriga y acumular sabores. Es ley de vida y hay que asumirla con gracias y calma. Por que además no tenemos otra, hay que aceptar desde el positivismos que nos queda mucho por entregar, mucho por pelear y también por disfrutar. Así que prohibido ponerse bobos.