25.10.12

Qué hacer al recibir una mala noticia, un duro revés, un dolor

No es fácil recibir malas noticias. Aunque las esperes. Te vas adaptando, te las imaginas para saberlas soportar cuando lleguen, buscas planes alternativos, te imaginas sumido en las nuevas situaciones. Pero no es fácil.

La mayoría de las veces eres solo tú quien debe asumirlas y soportarlas bien, para que lo que te rodean no sufran por algo que debes gestionar tú solo. Toca disimular, poner cara de circunstancia y saber salir airoso de los trances duros. Los milagros no existen. Las almas tampoco se ven cuando se las busca. Las justicias son relativas, las personas nos comportamos como nos enseñan y muchas veces las enseñanzas son dirigidas para quedar estigmatizados en la manipulación.
Es muy complicado sobresalir, salir tan siquiera. Pero la obligación es respirar profundamente, tomar impulso y salir airoso desde la pequeña abertura que nos deja la ventana entreabierta. Posiblemente lo que quieran es que te hundas y no debes darles la razón.

Si la mala noticia te viene de repente, las soluciones son peores, pues nadie te ha preparado para soportar el dolor  urgente, el que viene de sopetón y para el que no estás preparado. Aquí sacar el dolor, deshogarte, demostrar que te afecta y vaciarte de duelo, es fundamental. LLorar funciona para vaciar la rabia. Vendrán tiempos mejores, tiempos más calmados en los que podrás sacar conclusiones y resolver los nuevos caminos. Siemrpe hay metas esperándonos.

Excesivos españoles toman tranquilizantes o medicaciones antidepresivas

Un 16% de los españoles toman tranquilizantes o medicinas antidepresivas, una cifra alta comparada con los países europeos o americanos. Un cifra controlada que habría que sumarse al de las personas que toman alguna ayuda tranquilizante de productos naturales o por consejos de farmacéuticos amigos. 

Sin receta es (casi) imposible comprar los tranquilizantes en farmacias, si hablamos de los productos químicos considerados como válidos para tratamiento psiquiátrico.

Pero el bajo tratamiento psicológico en España, afecta sobre todo a los jóvenes, más proclives a no solicitar ayuda ante sus problemas y caer en las trampas del alcohol y las drogas de todo tipo. Otros problemas añadidos.

Este tipo de psicofármacos sin control médico se toman en mayor volumen entre mujeres desde jóvenes a mayores, personas desempleadas y en personas con un nivel educativo bajo. 

Pero el número de personas que toman alguna ayuda para conciliar el sueño, el estrés o la ansiedad es bastante superior, llegando según se estima hasta más de un 30% de personas que toman con alguna regularidad ciertos tipos de fármacos psíquicos.

Las industrias farmacéuticas saben muy bien crear soluciones a “su” medida para las enfermedades que más consumen sus productos, basándose en criterios de rentabilidad, más que en criterios de curación. 

Es como si las depresiones no se pudieran curar nunca, y siempre obligaran a estar los enfermos atados a las clásicas pastillas que van perdiendo su eficacia según va pasando el tiempo del tratamiento. 

Buscan clientes fieles que nunca se curen pero que tampoco se mueran, para tenerlos como clientes eternos.