28.9.12

España necesita el rescate. Pero asegurando que no saldremos del euro

Se habla intermitentemente sobre la posibilidad positiva o negativa de terminar España solicitando el rescate a Europa. Los hay a favor, los hay en contra, los hay que desean esperar. ¿A qué?

Hay una gran duda que no se cuenta, que no se señala por temor a que sirva para que se convierta en realidad. En economía, los miedos hacen que las previsiones negativas se conviertan en realidad ellas solas, simplemente por temores a veces infundados.
Es cierto (parece) que Europa no deja claras las condiciones que llevará dentro el rescate a España. Como no queda claro que los acuerdos aprobados en junio de 2012 en el Consejo de la UE se convierta al final o en papel mojado o en realidad.
Que el rescate pedido para los bancos españoles entre o no entre en el debe del déficit del Estado, puede romper el acuerdo inicial sobre el rescate bancario y abre nuevas interrogantes sobre ese rescate que ya ha pedido España y sobre el futuro rescate para el conjunto de nuestra contabilidad, pues parece que las normas se van cambiando según los países o los mercados se quejen poco o mucho sobre el sur de Europa.
Pero hay un motivo más importante.
¿Qué sucedería si al final España tiene que salir del euro? ¿qué, si al final el euro explota? ¿qué es más interesante para España (país que tiene que pagar el rescate y sus intereses), tener la deuda en euros o en otra moneda?
El orden de los factores SI que importa. No es lo mismo pedir un rescate y salirse del euro al cabo de un año; que salirse del euro y pedir después el rescate o ponerse a imprimir pesetas como bellacos.
España necesita ser rescatada con dinero fresco. Las presiones son muy duras. O nos ayudan con seriedad y suavidad o nos tendremos que ayudar nosotros mismos. Y la única manera es imprimiendo pesetas en un camino increíblemente dudoso, intranquilizados, sin explorar y que nos puede llevar a una debacle económica y una inflación altísima. Pero es eso o hacer suspensión de pagos estatal y no poder pagar sueldos de funcionarios, paro o pensiones.

27.9.12

Publicidad subliminal y sexual. Todo a la vez

La publicidad intenta vendernos siempre tras dejarnos convencidos y contentos. Se intenta atraer clientes, convencerlos y mantenerlos. Para ello la publicidad a veces emplea sistemas y mensajes rápidos y directos y otras veces mensajes algo escondidos, subliminales, indirectos, graciosos, que sirvan para crear adeptos y para mantenerlos.

El sexo y el erotismo en publicidad es un recurrente y repetido ejemplo, para sin ser directo, trasmitir atracción, gusto, simpatía. E incluso se diría que es un reto para los publicistas, que gustan de jugar con los dobles mensajes, las dobles intenciones, el sentido indirecto e incluso artístico de las imágenes o los textos.
Nadie ha dicho nunca que la publicidad debe ser aburrida y que no pueda decir más de una cosa a la vez. Este ejemplo que pongo, de una salsa de tomate distribuida sobre una gruesa salchicha cocida, resulta gracioso, insinúa algo que no tiene nada que ver con lo que se comunica como marca de un producto, pero que sirve para atraer la atención de quien la mira. Es suficiente para quedarse con la marca, con el producto, cuando los impulsos publicitarios que recibimos todos son inmensos, lo notemos o no lo notemos. Hay que diferenciarse para conseguir atraer la atención del posible cliente.