19.9.12

Fallece Santiago Carrillo. Un gran político

Santiago Carrillo supuso una suerte para la Transición democrática en España, por mucho que sus enemigos siempre le sintieron ese odio que se tiene cuando es muy complicado tenerle respeto al rival. Nunca se pudo demostrar nada de lo que se le acusaba, pero era la forma de seguir trasladando odio, cuando Carrillo ya había decidido que lo que necesitaba España era paz y calma mezclada con un camino democrático tipo europeo. Supo dirigir a sus muchos fieles, muchos más que ahora y para eso están las hemerotecas y las actas de diputados conseguidos en aquellos años.

Vino muchas más veces por Zaragoza de las que se sabe, pues conservaba muy buenos amigos, y sus cenas en el Coso Bajo eran momentos de sosiego, análisis, intercambio y maduración, aunque llevara muchos años fuera de la política representativa, que no de la política activa y del periodismo de contertulio con compañeros de edad y transición, de los que yo guardo excelentes recuerdos radiofónicos en tardes de trabajo duro a oscuras en laboratorios fotográficos, junto a sus compañeros de programa Herrero de Miñón y Ernest Lluch en el programa de Gemma Nierga. Tiempos ya perdidos, si.

Pero Santiago Carrillo tuvo un momento clave en la Transición que pocas veces se recuerda y que pudo suponer la pérdida de la recién nacida democracia, cuando tras los atentados de Atocha contra los abogados laboralistas, asesinatos provocados para que el comunismo de aquellos años se levantara violentamente, Carrillo solicitó y logró que la inmensa manifestación de duelo contenido del entierro se produjera llena de dolor pero también de tranquilidad, demostrando que los rojos no teníamos rabo ni lanzábamos babas por la boca. A partir de aquel entierro los españoles entendieron que los rojos ya no existían, que a lo sumo éramos socialistas o comunistas, y sabíamos llorar y contenernos.

En la imagen se ve a Santiago Carrillo en un mitin en Zaragoza, en el barrio de Montemolín, en el aptio central del anto¡iguo Matadero, a finales de la década de los 70.

18.9.12

Rubalcaba y Soraya, dos políticos que representan el pasado y el futuro

Ayer La 1 entrevistó a Rubalcaba y hoy Telecinco lo ha hecho con Soraya de Santamaría para demostrarnos que el otoño viene con nueva imagen, con deseos de explicar. Bien o mal, pero de explicar para calmar.
Ambos líderes han estado mejor que la entrevista de la semana pasada a Mariano Rajoy. Ojo con Soraya, que viene con ganas y capacidades de comunicar. Es la maestra de escuela si hablamos en plan sencillo o la Merkel española si hablamos en pan más técnico. Dura por dentro, blandita y con capacidad de convencer a la sociedad tranquila por fuera.
Rubalcaba ayer demostró sus muchos años de batallas, de escuela política, de saber salir airoso de las peleas de cerca. Los periodistas volvieron a estar blanditos y no cambiaron su comportamiento que ya habían empleado con Rajoy. Aunque la entrevista de Rubalcaba ha estado más eficaz por la largas respuestas del que ya venía aprendido de casa, se ha vuelto a demostrar que una entrevista a 6 no es más que una rueda de prensa sentados, en donde se saca poca chicha.
Ha dejado claro Rubalcaba dos cosas por si se tenían dudas.
Que cree que hay que avanzar hacia una España federal.
Que piensa que no es interesante para ellos un acercamiento a IU
Pocas o casi ninguna solución al desempleo, a la crisis, a la desafección política, a la herencia dejada. Su gran déficit es la imagen de una persona quemada, que acabó su recorrido y ahora es incapaz de dejar paso a nuevos líderes, que aun siendo peores a la hora de comunicar, trasmiten más confianza.
Diréis que siempre hablo de comunicación, como si fuera lo imprescindible en un líder, y diré que casi. Hay dos asuntos que me parecen claves en un gran director de orquesta.
Que sepa trasmitir y ordenar bien lo que depende de él.
Que sepa formar equipos que trabajen lo que él diseñe.
Un director de equipos no tiene que ser el que más trabaje, el que mejor ponga ladrillos, el que más rápido construye una pared. Lo importante es saber formar un grupo capaz de funcionar bien. Y ahora me voy a referir a la entrevista hacia Soraya de Santamaría.
Su tono es casi único y eso es un activo en política. Es dura, pero habla calmadamente, con tono bajo y sin velocidad, queriendo que todos le entiendan. Saben muy bien a quien se está dirigiendo, era una entrevista por la mañana y lo tenía claro. Controla como Rubalcaba los gestos pero no para evitarlos sino para diseñarlos. Interactúa bien con la entrevistadora y responde a todo, lo cual es un activo muy válido.
Para ser populista se puede ser de dos maneras. Vociferando los temas que quien escucha quieren ver en su boca; o bien empleando las palabras justas pero contundentes que ya emplean las personas de la calle en sus diálogos comunes. Soraya emplea este segundo sistema y puedo asegurar que le encaja muy bien a su figura y a una forma de hacer política diferente. Ojo con su futuro.
Por cierto a Rubalcaba lo vieron casi 3 millones de personas. Menos que a Rajoy pero en una cantidad muy elevada como para no cuidar con mimo este tipo de apariciones. Quien sale en la tele triunfa o fracasa, pero depende de él mismo.