29.7.12

No me gustan las redes sociales, debo ser viejo para entender Twitter

A mi las redes sociales me parecen un pequeño coñazo, con perdón para las redes sociales. ¿Se puede decir coñazo en un blog? 

Facebook me parece un lío y Twitter un lugar para serios o para escribir muchas veces y leer poco. Yo tengo casi 800 seguidores apuntados pero creo que me siguen de verdad, de los que leen, unos 10, que es un número incluso alto, je, je, para no desanimarme. Las redes sociales me parecen como un espejo en donde mirarte y decir qué guapo soy, y meo colonia. Yo creo que en unos años estarán gaga, que les haremos menos caso que ahora, pero efectivamente, no sé bien a qué haremos caso, que sería lo interesante. Saber cómo vamos a cambiar, para cambiar ya y ser los primeros. 

Quien invente la manera de comunicarnos dentro de diez años será rico, y lo curioso es que no lo sabe. Y más curioso es todavía que si este menda que les escribe lo adivinara hoy, el rico sería yo. O tú, que nunca se sabe. 

A mis los 140 caracteres me parecen pocos, pero admito que aun así, la gente ni los lee. Van cayendo a peso sobre la lista, desaparecen, y ya nunca más sirven para nada. Si escribes algo interesantísimo, que no es mi caso, pero en ese momento pillas a tus twitteros dormidos, es como si no hubieras dicho nada. Te aplastan tu idea por otros tweets y desaparece de la pantalla en cuestión de segundos. 

Si alguien quiere ser millonario, que empiece a diseñar el sistema de comunicación para dentro de 5 años. Seguro que ya hay algún chino o americando intentándolo.

Añoro un pueblo que me acogiera vitalmente

Estamos en el fin de semana que menos personas estamos en nuestra posición habitual, pues las vacaciones son las que se llevan los movimientos lúdicos necesarios. Pero este año no estoy notando una bajada en la visitas a mis blog como otros años para estas fechas. O tengo más visitantes que no son de España o nos estamos escapando mucho menos, que va a ser esto último. 

Asumido que ya no nos vamos de vacaciones a hoteles chulos, son los pueblos los que recuperan la vida perdida en los inviernos, lo cual además de ser un alivio para ellos es un lujo para nuestra forma de vivir. Un pueblo es la calma, el diálogo, el intercambio vital de experiencias, el volver a los ancestros a recuperar olores y sabores. Un pueblo es hoy un lujo para descansar y para replantearse prioridades. Lo malo es que enseguida vuelve el otoño y con ello la calma de los muertos, el silencio de los desesperados por el abandono y la soledad. 

Todos necesitamos tener un pueblo en nuestras vidas. Yo no lo tuve por nacimiento y lo noto. Realicé tres intentos para apegarme a uno. Pero al no haber raíces con los años se fueron quedando en intentos baldíos. Ni Gurrea de Gállego, ni Soto de San Esteban, ni Cambrils lograron por diversos motivos, todos ajenos a mi decisión, cubrir el hueco del pueblo en mi trascurrir vital. Pero al final vivo en un barrio cerrado que casi parece un pueblo mediano. Así me hago a la idea y salgo al campo cuando quiero a escuchar a las chicharras.