23.7.12

En España hay pocos funcionarios, aunque fastidie reconocerlo


En España tenemos 3 millones de empleados públicos, más conocidos por todos y de forma algo equivocada como funcionarios, donde entran bomberos, militares, médicos y enfermeras, personal de justicia, guardias o policías, oficinistas de administraciones o enterradores, por poner algunos ejemplos. Y se insiste en que son muchos y que hay que recortar. ¿Pero hemos analizado si nuestro número en comparación con Europa es mucho o poco?
En España cada 15,1 ciudadano tenemos a un funcionario.
Pero en Dinamarca cada 5,7 ciudadanos hay un funcionario, según fuentes de OIT y publicado en algunos medios de comunicación estas semanas. Casi el triple que en España.
En Alemania que parece el ejemplo máximo a copiar, cada 13,7 ciudadanos hay un funcionario. Más que en España.
En Francia cada 9,8 y en Reino Unido cada 9,8 ciudadanos.
Solo tiene menos funcionarios que en España, Italia, Portugal y Austria. Queda claro que el tamaño del Estado, el número de funcionarios no es ni el problema ni el síntoma. Siempre nos queda pensar que estos datos son falsos, pero basta con analizarlos a través del OIT con el número de trabajadores públicos y el de habitantes de cada país. Es muy sencillo de comprobar. Pero insistir en no querer explicar con verdades, es un gran error que nos lleva a no lograr resolver los problemas. ASí nunca saldremos de los problemas pues todos intentamos mentir para llevar "nuestras" soluciones hacia "nuestras" verdades.

Para el éxito debemos escuchar y ver, el doble de lo que hablamos.

Tenemos dos orejas, dos ojos, pero una sola boca. Debemos escuchar y ver, el doble de lo que hablamos. Lo mismo sirve para trasmitir con la escritura, pues aunque tenemos dos manos solo empleamos una. Como decía Baltasar Gracián, somos esclavos de nuestra palabras y dueños de nuestros silencios. Aprendamos a aprender; y a enseñar solo cuando se nos solicite. Debería estar prohibido hablar por llenar de sonidos el ambiente, pues aunque molesta mucho el silencio, si entre varias personas llega el silencio, es responsabilidad de todos y no solo de ti. 

Habla pues menos de lo que crees y elije el momento y el lugar. Piensa bien sobre qué tema y desde qué óptica va a intervenir y desarróllalo con tranquilidad y sosiego. Si te escuchas después de hablar, te darás cuenta de lo mucho que deberías haber callado o haberlo planteado de otra manera. Pero ya no hay remedio. 

No se trata de estar siempre callado, pues darán una sensación de inoperante e inútil, sino de saber elegir y sobre todo de medirte. Si tienes dudas entre decir una cosa o no decirla, la decisión es sencilla. No la digas hasta que dejes de dudar.