24.6.12

Yo también soy "esqueje": "es que…," y conocerse es entenderse


Yo siempre había pensado que los esquejes eran trozos, fragmentos de plantas preferentemente lozanas y jóvenes, que se cortaban casi siempre para intentar su reproducción. Ramas tiernas y lozanas, nuevas y verdes.

Pues no. O al menos no siempre. Yo por ejemplo “soy un esqueje” para los médicos con sabiduría vieja.

Según algunos de ellos y dentro de su jerga particular los esquejes somos personas que siempre tenemos la respuesta mental fácil de "es que…,", y ponemos una excusa que nosotros mismos nos creemos, para muchas veces frenarnos en nuestras posibilidades. Somos los de la excusa fácil, los que parece que nos comemos el mundo, pero muchas veces el mundo nos deja heridas que luego hay que curar con pastillas y amor.

Estamos mal porque “es que…,”
No llegamos ha realizar las mil cosas que empezamos por que “es que…,”
No tenemos suerte en la vida por que "es que…,"

¿Qué tal si admitimos que somos tan culpables como todos los demás por no ser perfectos, por no llegar a todo lo que nos prometemos, por equivocarnos y tal vez así pensar que es bueno el no tener que darnos tantas explicaciones a nosotros mismos, porque la mayoría de las veces esos “es que…,” sólo los escuchamos nosotros.
Los que nos rodean ya nos conocen y no nos hacen caso en nuestras quejas repetitivas. Seamos más felices sabiendo que las excusas ya no sirven, y que si no podemos con algo, debemos asumirlo y si entendemos necesario, pedir ayuda.

Ocho medidas de reforma para España de Josep Ramoneda


Hoy el periodista Josep Ramoneda en su artículo “El mito de la Unidad” de El País, nos deja algunas ideas más sobre posibles cambios que nos ayudaran a salir del tremendo agujero económico y social en el que vive España. Os dejo algunos apuntes para que conozcamos más, como sí es posible, otro tipo de decisiones. Podeis leerlo completo aquí.

Acelerar al máximo la resolución de la crisis de la deuda, afrontando la inevitable cuestión de las quitas y organizando las condiciones de rescate de un país que es imposible que pague lo que debe.
Abrir un proceso de investigación parlamentaria y judicial para depurar a fondo las responsabilidades de lo ocurrido estos años en el sector financiero para ofrecer a la sociedad una elemental reparación práctica y simbólica.
Sentar las bases para el reequilibrio de la economía española con especial atención a la exportación y al tamaño de las empresas.
Afrontar la construcción del Estado “posautonómico” por una vía racionalizadora y no centralizadora; restablecer la noción de responsabilidad después de unos años en que las élites han actuado bajo el principio de que todo era posible con toda impunidad.
Renovar y regenerar las instituciones básicas del Estado empantanadas en inexplicables disputas de castas y de intereses.
Reformar los poderes corporativos en la vía de una real redistribución del poder; modificar toda la legislación —empezando por la fiscal— destinada a reforzar los intereses de los que más tienen.
Revitalizar los mecanismos de participación política para que los ciudadanos puedan volver a hacer oír su voz y recuperar así una democracia que languidece.
Y desde luego impedir la imposición de un Gobierno desde el exterior en caso de rescate. Quizás así se rompería el clima general de pesimismo y, por tanto, la pulsión negativa que no hace sino reforzar la sensación de parálisis colectiva.