3.6.12

Tengo envidia de los optimistas que no se enteran

Refresco los sesos con el aire nuevo de un junio recién nacido que nos amenazaba con sofocarnos. Hoy se respira más y saldré a la calle a ver los caracoles al sol sin temor a quedarme pegado entre las sombras. 

Sigo observando la mala leche podrida de los tiempos perdidos en vano, de lo que no supimos hacer bien y que ahora pretenden cobrarnos con intereses. 

Nadie nos entiende bien, se creen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y simplemente hemos vivido algo mejor de cómo vivíamos antes. 

La depresión es asustadiza, nos está dejando en los huesos y además sin fuerzas. Nadie sabe cuando saldremos, pero mientras tanto sigue habiendo mucha gente que cree que todavía no hemos entrado. 

Qué felices son y qué envidia les tengo.

Sobre desempleo, España federal y nacionalismos mal entendidos

Cuando observamos los datos del desempleo en España, comparados con los datos de otros países vecinos con diferente historia y resultados económicos, debemos empezar a preguntarnos qué hemos hecho muy mal en los últimos 35 años de vida social y económica en España. 

La crisis ha sido el desencadenante de una anómala construcción económica y laboral, que todos los sucesivos gobiernos en España, junto a los sindicatos y empresarios no han sabido resolver positivamente.
España con su 24,3% de desempleo lastra el desempleo en toda la Europa del euro. De los 17,4 millones de europeos de del euro en desempleo, unos 5,5 millones son españoles. Sin el desempleo de España y Grecia el desempleo en la zona euro sería similar al de EEUU.
Es insoportable que España esté en un 24,3% de paro. Que su población juvenil esté en el 51,5%. Podemos decir erróneamente que gran parte de estas cifras se deben a los sistemas de ayuda al desempleo. Y digo erróneamente por que los jóvenes no reciben ninguna prestación por desempleo al no haber cotizado nunca y están en una cifras de desempleo escandalosas.
Nuestro sistema productivo es obsoleto e inútil. Incapaz de funcionar excepto como ha quedado demostrado por el sistema piramidal de “la construcción cada vez más cara”. No tenemos un tejido empresarial moderno, capaz, de un tamaño lógico, con unos empresarios preparados y formados, con un sentido del beneficio y la inversión con arreglo a lo que necesitan las empresas. No hemos crecido en estos 35 años últimos en una formación de calidad, en una preparación continua de la sociedad laboral para estar mejor preparados. Hemos descuidado las universidades y la educación superior, no hemos ayudado a crear empresas, hemos confundido emprendedor con especulador, y los políticos los hemos ido eligiendo entre una clase funcionarial muchas veces poco eficaz y preparada para liderar la sociedad.