6.2.12

Valoremos más a los técnicos con capacidad de gestión

Muchas veces las empresas no saben elegir bien a sus directivos, a sus gestores, y las consecuencias son siempre malas cuando vienen crisis y problemas. El perfil del ejecutivo ha sido durante muchos años el de un gerente empresarial al que se le intentaba enseñar las particularidades del tipo de empresa en la que entraba a desarrollar su gestión. No era necesario que fuera técnico, que conociera el sector al que entraba a trabajar, que fuera un comercial del producto terminada, que supiera vender, que entendiera de RRHH. Con tal de que tuviera una buena experiencia como gestor en otras empresas, servía para valorar por encima de todo esta capacidad. 

Pero la realidad aconseja otros perfiles. Es muy interesante que el gerente de una empresa, sea esta del tipo que sea, conozca bien el sector, el oficio sobre el que va a intentar gestionar y obtener buenos resultados, y que además sea conocedor de las relaciones laborales aunque no tenga que ser él quien dirija estos departamentos. Para ordenar hay que conocer.

Si somos capaces de contratar o ascender a un buen técnico con suficientes conocimientos en gestión económica y empresarial, estaremos cerca de la excelencia, pues sabrá gestionar desde la particularidad que ofrece un sector determinado, conociendo sus singularidades. 

Un ejecutivo sin experiencia técnica no sabrá valorar de igual manera una nueva idea, un nuevo producto o proyecto, un nuevo camino para ampliar servicios. No estoy haciendo de menos a los gerentes puros, sino valorando la posibilidad primer de que estos sepan adoptar conocimientos técnicos y de que estos sean valorados como importantes a la hora de la contratación. Es muy normal en los estudios universitarios, ampliar conocimientos sumando doctorados o máster de diversa calidad, pero menos veces de las deseadas, en España se suman a los doctorados teóricos, master técnicos que amplíen los conocimientos de manera trasversal.

Aprendamos a escribir mejor, copiando para modificar

Para aprender a escribir mejor hay diversas técnicas, pero nada como practicar y practicar. Y analizar lo escrito, pasadas una semanas para guardar o tirar. Yo casi siempre recomiendo guardar, pues incluso siendo malo, siempre puede servirnos para otra ocasión un personaje, una idea, un lugar, uno nombres.

Un ejercicio sencillo y efectivo para dominar personajes y escenarios es leerse una escena determinada de una novela conocida (o no) e intentar copiarla con otros personajes o con algunas variables en el desarrollo, o verla desde el punto de vista de otro personaje que en la obra original no existía.

Imaginemos una escena de El Quijote, en donde habla el personaje principal o Sancho Panza. Podemos ejercitarnos en plantear —con el mismo desarrollo e idioma—el punto de vista de un secundario. 

Podemos coger un relato negro y cambiar al asesino por otro, pero manteniendo la trama y todos los personajes que intervienen en el original. Son juegos de copia pero que nos sirven para jugar con los personajes y crear nuevas tramas modificando escenas.

Escribir puede ser como dirigir una película, un cortometraje, pues se trata de crear argumentos y con unos personajes que también creas tú, moverlos por unos escenarios hasta que sucedan cosas interesantes. 

Debes crear una historia y sobre todo un final interesante. Y hacer trampas pero como los buenos magos, sin que nunca se noten. Para eso debes practicar con la herramienta de la escritura y nada como practicar incansablemente.