25.12.11

Navidad es tiempo de nostalgia; hay que vencerla y salir fuertes

No se sienta solo o sola si estas fechas le dan tristeza y melancolía. Hay personas que huyen de Navidad, otras se llenan de viejos recuerdos buenos y se destrozan pensando en los tiempos acabados. Toda celebración es tiempo de nostalgia, de pesar o de alegría, y eso depende de la edad o de los recuerdos, de las vivencias anteriores y de quien nos rodea en estos momentos.

Todo se supera en pocos días, pero lo básico es que sepa que es inevitable y ue sucede a muchas personas. Es casi mejor aceptarlo, sufrir si es necesario y con mesura, sobre todo las ausencias, guardar un sincero y amoroso recuerdo de los tiempos buenos y seguir construyendo su propio presente.

Enseguida viene Año Nuevo y aquí sí, necesitaremos fuerza nueva, energía renovada, para enfrentarnos a los nuevos tiempos. Cada día que pasa construimos un poco de nuestra vida. Es un gran edificio que vamos dando forma constantemente.

Navidades laicas, agnósticas y cristianas, todo a la vez. Agitado pero no revuelto

Desde el año 350 de nuestra era celebramos la Navidad el 25 de diciembre, más o menos junto a la fiesta pagana del solsticio de invierno. El Papa Julio I, un tipo listo para sus tiempos, decidió que nada como celebrar el nacimiento de Cristo junto a una fiesta pagana, para traerse fieles descontentos o indecisos. El siempre devenir de apoderarse de los indecisos cuando se habla de política y aquello era política sin duda.

En estos tiempos, cientos y cientos de años después de que Julio I decidiera poner estas fechas como las de Navidad, la inmensa mayoría celebramos estos días llenos de laicismo aunque ni lo digamos ni se note casi. Incluso los belenes son ya laidos o agnósticos. Los montamos como parte de unos ritos “guapos”, como quien juega a soldaditos o a casitas de muñecas. Hay un fondo religioso en ello, pero no por eso creíble en la mayoría de los que participamos. La religión es ya en muchos casos algo que existe pero sobre la que no hay que creer a pies juntillas, o incluso sobre lo que no hay ni que dudar pues no merece la ocasión. Más o menos como el funcionamiento de la televisión. Sabemos que es mentira pero seguimos jugando a verla cuando no tenemos nada mejor que hacer. 

Y sin duda luego hay otras muchas personas que son fieles a unas ideas y por ello igual de respetables las unas y la otras. Lo maravilloso es no intentar incidir en la creencias, dejar que cada uno creamos a nuestra manera y nada más. A mi los que primero me enseñaron a creer de una forma muy personal fueron los Hermanos Maristas cuando yo era niño. No sé si era eso lo que intentaban, pero sin duda era eso lo que yo entendí y ellos consiguieron. Ne me diréis que este Papa vestido de Papá Noël no resulta simpático para cualqueir Árbol de Navidad