25.12.11

Navidades laicas, agnósticas y cristianas, todo a la vez. Agitado pero no revuelto

Desde el año 350 de nuestra era celebramos la Navidad el 25 de diciembre, más o menos junto a la fiesta pagana del solsticio de invierno. El Papa Julio I, un tipo listo para sus tiempos, decidió que nada como celebrar el nacimiento de Cristo junto a una fiesta pagana, para traerse fieles descontentos o indecisos. El siempre devenir de apoderarse de los indecisos cuando se habla de política y aquello era política sin duda.

En estos tiempos, cientos y cientos de años después de que Julio I decidiera poner estas fechas como las de Navidad, la inmensa mayoría celebramos estos días llenos de laicismo aunque ni lo digamos ni se note casi. Incluso los belenes son ya laidos o agnósticos. Los montamos como parte de unos ritos “guapos”, como quien juega a soldaditos o a casitas de muñecas. Hay un fondo religioso en ello, pero no por eso creíble en la mayoría de los que participamos. La religión es ya en muchos casos algo que existe pero sobre la que no hay que creer a pies juntillas, o incluso sobre lo que no hay ni que dudar pues no merece la ocasión. Más o menos como el funcionamiento de la televisión. Sabemos que es mentira pero seguimos jugando a verla cuando no tenemos nada mejor que hacer. 

Y sin duda luego hay otras muchas personas que son fieles a unas ideas y por ello igual de respetables las unas y la otras. Lo maravilloso es no intentar incidir en la creencias, dejar que cada uno creamos a nuestra manera y nada más. A mi los que primero me enseñaron a creer de una forma muy personal fueron los Hermanos Maristas cuando yo era niño. No sé si era eso lo que intentaban, pero sin duda era eso lo que yo entendí y ellos consiguieron. Ne me diréis que este Papa vestido de Papá Noël no resulta simpático para cualqueir Árbol de Navidad

24.12.11

Argentina y Brasil cambia leyes para que las tierras no se compren por extranjeros

En Argentina, la presidenta peronista Cristina Fernández de Kirchner, quiere poner límites a las compras de tierras por parte de otros Estados, o de empresas y personas extranjeras. El Senado argentino aprobó el jueves, casi por unanimidad, una ley que impedirá que los extranjeros posean más del 15% del territorio de Argentina, el octavo país más extenso del mundo y uno de los más ricos en producción de alimentos y reservas de aguas. Una medida correcta pues los mercados y los financieros de medio mundo saben que en un futuro la tierra será una posesión más importante que ninguna otra, si se sabe elegir países en donde las leyes sean permisivas para todo tipo de gestión, sea industrial, ganadera o agrícola.

Un reciente informe de la FAO había advertido hace una semanas sobre la creciente concentración y extranjerización de las tierras en Latinoamérica. El documento señalaba que China, Arabia Saudí, Catar y Corea del Sur han empezado a comprar o alquilar propiedades en Argentina y Brasil para asegurarse la producción de alimentos en un futuro.

Brasil ya había reaccionado ante esta situación con una ley que limitó la propiedad extranjera de tierras. Ahora lo hace Argentina. La FAO calcula que el 10% del territorio argentino ya se encuentra en manos de capitales extranjeros. La nueva norma no afecta a las compras ya realizadas, sino a las futuras compras de terrenos. Los Estados interesados en quedarse con fincas argentinas deberán limitar sus adquisiciones y buscar otros países, aunque no todos son tan fértiles como Argentina, o resignarse a comprarle los alimentos como cualquier otro actor en el mercado mundial de las materias primas. Uruguay también analiza estos días poner límites a la compra de tierras por parte de Estados extranjeros. La gestión de las materias primas, de los alimentos y de su transformación, serán en el futuro una actividad económica que debe producir riqueza en donde se produzcan y a sus habitantes.