23.12.11

Discutir con la familia no es bueno para la salud

En muchas cenas de Navidad (o comidas a continuación, no las deje de lado que también son peligrosas), esas variadas cenas de celebración decíamos, llenas de alcohol, calorías brutales y mucha familia de complicado pelaje a veces, son espacios en el tiempo obligado, muy habitual para salir trasquilado y peleado —mucho o poco, más bien mucho—, con algún familiar que sin venir a cuento se te cruza por los lados más dolorosos, aunque sean tonterías que crecen hasta hacerse gigantes.

No se debe hablar de política. 
Menos de dinero. 
Nada de consejos de salud de vecinas. 
Prohibido hacer comparaciones odiosas y menos todavía si son agradables para una de las partes. 
Prohibido presumir. 
No hablar de tu suerte ni de tu trabajo si alguno de los presentes lo están pasando mal. 
Muy poco de sexo, menos si es dando datos vulgares. 
Los novios anteriores no existen y los futuros tampoco.  
Tus hijos son encantadores, pero no lo vuelvan a decir ni a comparar. 
Prohibido dar envidia, ni viajar mucho, ni estás delgada ni tu esposa es la más lista del mundo.

Habla de lo buenos que están los langostinos congelados, del Rayo Vallecano o del Real Zaragoza. Habla de los programas de televisión pero sin defender a nadie. Incluso de lo bonita que es la última canción de…, pero no digas que te lo bajas de internet que seguro que hay alguien que te pondrá a parir y otro que deseará aprender.

22.12.11

Controlar las calorías consumidas para envejecer más tarde

Es sabido que controlar el número de calorías consumidas parece tener un efecto beneficioso para la salud. "Nuestros resultados identifican por primera ver un importante mediador de los efectos de la dieta sobre el cerebro", explica Giovambattista Pani, del Instituto General de Patología de la Universidad Católica del Sagrado Corazón (Roma, Italia). "El descubrimiento tiene importantes implicaciones para el futuro desarrollo de terapias para mantener nuestro cerebro joven y para prevenir el proceso de envejecimiento", añade. La clave está en una molécula llamada CREB1, un factor presente en las neuronas y otras células del cuerpo, se activa cuando el organismo está sometido a una restricción calórica (ingesta energética de menos del 75%-70% de las necesidades diarias). Al aumentar su actividad, pone en marcha varias moléculas relacionadas con la longevidad, como las sirtuinas.

Pero no todo es así de sencillo y no es lo mismo controlar el exceso de calorías consumidas en la infancia que en la vejez. Cuantos más años tenemos menos necesitamos de energía en los alimentos y hay que controlar mejor un exceso en las calorías que vamos sumando día a día sin gastar. Y sobre todo la variedad en la alimentación y un consumo moderado cuando el día se va a cavando. Bajas cenas, apetitosos almuerzos, calorías que no sean vacías ni complicadas de digerir y sobre todo variedad, lo que nos lleva a más consumo de verduras y frutas.