11.12.11

Ganar nunca es ganar, ganar es superar un escalón

Ayer media España estaba viendo el fútbol. Una pelea entre “equipos”. Y uno ganó claramente al otro. Si analizamos ligeramente al menos las declaraciones de los dos líderes de cada equipo encontramos no solo claras diferencias sino sobre todo dos distintas maneras de encarar la realidad. Una positiva y otra negativa y a la defensa.

¿Qué deseamos para nuestras crisis, nuestras derrotas?

El líder perdedor dice que la suerte no le ha ayudado, que ha fallado su herramienta más preciada, que no han sido osados, que les ha faltado equilibrio emocional. A veces se pierde y a veces se gana.

El líder ganador nos dice que ellos como equipo no saben hacerlo de otra manera. Que si es cierto que recibieron un golpe fuerte nada más comenzar a luchar pero que actuaron como si no hubiera sucedido nada intentando hacer lo que saben hacer, lo que tenían preparado, indica que lo importante era no perder la filosofía del equipo, que el equipo se supiera sobreponer y reaccionara.

Son dos maneras distintas de ver la situación de cada uno. Es cierto que no podemos compararlas con la declaraciones que hubieran realizado en casa de haber cambiado al revés el resultado, pero eso nos da igual. Lo importante es el mensaje que se trasmite y que nos debe servir para todo tipo de actividades.

No sirve de nada hablar de suerte, ni buena ni mala. Cuando hablamos de equipos no sirve de nada que nos falle un elemento, pues un equipo es la suma de muchos elementos y de sus recambios. Ganar nunca es ganar. Ganar es superar un escalón y seguir subiendo sabiendo qué es lo que queremos hacer. Lo importante es superar los baches, saber levantarse de las crisis y seguir con las ideas claras hacia la meta fijada.

El mensajero, el mensaje y el receptor. Aprendamos a trasmitir

A la hora de trasmitir una idea, un pensamiento, existen tres condicionantes que es interesante que conozcamos al menos un poco y valoremos cómo y qué trasmitimos. 

 Lo que deseamos trasmitir
 Cómo lo trasmitimos para conseguir atención y que se nos crea
 Cómo lo recibe nuestro interlocutor, que tiene una experiencia y unas circunstancias propias

Pongamos un ejemplo fácil.
Queremos trasmitir que…: “No nos gusta el piso en el que vivimos, de 65 metros, pues lo vemos pequeño, sobre todo si tenemos una parejita de hijos”. Esto es lo que solo deseamos trasmitir. Veamos a continuación cómo lo trasmitimos.

Podemos decir:
 El piso que compramos en pequeño, mal distribuido, no me gusta y sobre todo si tenemos chica y chico no sé cómo podremos resolver un dormitorio independiente para cada uno.
 Este piso es una mierda. Lo compramos por que a Luis le encantó que estuviera junto al piso de su madre. Pero los 65 metros no nos sirven. Y ahora no sé cómo resolver esto.
 Deberíamos vender este piso enano; pero mentarle a Luis esto es ponerlo histérico. Dice que no quiere más deudas, pero en realidad lo que quiere es no irse de estar junto a su madre. Estoy harta de los dos.

Quien nos escucha, en realidad podría estar asumiendo este mensaje de alguna de estas formas:
 Dice que el piso es pequeño, pero bueno, los 65 metros no son tan pocos, deberían organizarlo mejor y quejarse menos.
 Me gustaría saber qué diría si en vez de estar el piso junto a la madre de Luis, estuviera junto a su madre. Seguro que le parecería hasta grande.
 Menos quejarse y actuar. Es una inoperante. Que lo venda y compre con poco dinero más un piso más grande. Pero que valore también su ubicación y que ya lo tiene pagado, que pocos pueden decir lo mismo con su edad. Si quiere a Luis y este la quiere a ella, encontrarán una solución. Pueden buscar un piso más grande cerca del actual ¿no?

Podemos elegir qué decimos, pero no podemos elegir qué piensan los demás sobre lo que decimos. Por eso hay que medir muy bien el mensaje que trasmitimos, pensando muchas veces más en quien lo recibe que en las ganas que tenemos en convencer. De estas habilidades sociales saben mucho los políticos. Trasmiten no tanto para decir lo que piensan, como para que el interlocutor imagine lo que ellos quieren que recapaciten los ciudadanos al recibir el mensaje.
Hay que valorar mucho, aunque parezca complicado, que entre lo que pensamos decir, lo que decimos y lo que reciben nuestros interlocutores hay un camino muy amplio con factores diversos.