8.12.11

El pasado nunca ha existido. Ni cuando era presente, llegó a ser pasado

Empieza a mirar el pasado como algo que ya no puedes modificar; da igual si ha sido positivo o negativo, nada volverá para modificarlo o para disfrutar de él. El pasado se acabó en aquel momento y ya nada volverá igual a entonces.

No se puede vivir anclado en el pasado. Ni para recordar tiempos mejores ni para sufrir recordando malos tiempos.

Debes preguntarte si realmente no estarás reviviendo el pasado para evitar el presente que no te gusta, para intentar evitar que el presente se parezca a aquel pasado que no te gustó nada. Es bueno que te plantees preguntas, que intentes buscar respuestas a cada duda, a cada vez que vuelves al pasado a buscar tiempos buenos o malos. 

Solo podrás vivir el presente y en cada momento en que lo tengas enfrente. Enseguida se pasa y se convierte en pasado. O lo sujetas en el momento o tampoco podrás disfrutar de él. Vivir agarrado al pasado es no vivir, es haber agotado el tiempo ya y no querer vivir el presente.

Busca tu aprobación de este presente, eres la única persona que puede aprobarse en su vida diaria. Pero mirando de cara al presente y nunca buscando el pasado que ya no existe más si acaso en cada uno de nuestros y vuestros recuerdos. El pasado es eso solo, recuerdos llenos de polvo.

Realmente es un patinazo Real

Que la Reina Sofía cometa errores no es habitual pero en los últimos meses se están dando demasiadas casualidades como para empezar a pensar que o bien no está bien asesorada o está cansada de aguantar las formas.

La portada de la revista Hola de esta semana, acompañando la Reina a Urdangarin en EEUU tiene bemoles y es complicada de explicar. Portada consentida y alentada desde la Casa Real —pues nada hace la revista Hola sin el beneplácito y visto bueno de la Casa Real—, muestra a una Reina que acompaña y posa junto a un personaje que está siendo muy cuestionado por sus actividades, de momento “raras” y de difícil explicación. De nada sirve pensar que es su yerno, que está junto a su hija, pues en la imagen de portada, elegida sabiendo lo que iba a provocar, sobra una persona.

O no debería estar la Reina o no debería estar Urdangarin. Pero la Casa Real ha querido mandar el mensaje de que están con él, de que la Monarquía apoya a quien de momento está sobre el ojo de la justicia por desmanes de complicada justificación, hasta que los tribunales decidan si implicarlo más o menos.
De entrada un gran error de la Casa Real. O un gran acierto, que nunca se sabe hasta donde pueden llegar los patinazos reales.