1.12.11

El poder de la mente subconsciente hay que controlarlo

Todos pensamos, todos además de explicar y hablar, de actuar o de intentar demostrar o que creemos y somos, todos, actuamos subconscientemente y estamos siempre pensando. Puede parecer que el subconsciente es en realidad lo no consciente, lo inconsciente, pero en realidad tenemos mucha capacidad para controlar el pensamiento hasta convertirlo en algo que nos afecta en positivo o en negativo.
Este pensamiento interior, esta forma de actuación interior nos puede hacer mucho bien o ser una pesada carga para nosotros.

Si interiormente somos optimistas, activos, creativos, resolutos, esperanzados y fuertes, esto nos afectará a nuestra forma de comportamiento exterior. Y al revés, si interiormente nos comportamos de forma pasiva, pesimista, dolidos, heridos, con ira y venganza, quejosos y negativos, todas nuestras actuaciones se verán influenciadas por nuestros pensamientos interiores y del subconsciente.

Las órdenes y las decisiones de nuestra vida las tenemos que dar nosotros y antes deberemos tener controlado el subconsciente para que no se nos rebele, para que asienta con nuestros deseos y órdenes. Debemos aprender a controlar todos los aspectos de nosotros, los exteriores que son los que más se ven y los que trasmitimos a los demás, y los interiores que son los que nos dominan a nosotros. Seremos grandes o pequeños, dependiendo de cómo y cuanto pensamos, de cómo y de qué somos capaces de pensar para crearnos un envoltorio mental que irá con nosotros. Nuestro pensamiento es nuestro amigo o nuestro enemigo. Pero lo seguro es que es nuestro acompañante.

30.11.11

Técnicos, políticos, empresarios, sindicalistas. Estas son las cuatro patas de la solución

Cuando comenzó la crisis muchos empezamos hablando de que había que refundar el capitalismo, de que ya no era capaz de ser un referente y había que modificarlo, si no empujarlo al abismo. 

Y así ha sido, el capitalismo entró en crisis y se fue modificando. Pero exactamente al revés de cómo pretendíamos. Hoy hay más diferencias de clases sociales y económicas, más pobres y más riquísimos, menos trabajo más precariedad y peor calidad, más descontrol de los mercados financieros, más dineros al agujero de los bancos que nadie sabe cuan grave es la enfermedad que tienen. El capitalismo ha cambiado. Pero a peor. 

Y los sindicatos miran con cara de estupor y no dicen nada. Incluso ahora saben que se van a terminar los convenios globales, sectoriales, provinciales, y siguen sin dar una opinión válida, una idea diferente, un sistema de presión que no sea la inútil huelga.

Y los empresarios se dividen entre los de más de 50 trabajadores y el resto. Entre los que sufren y los que se frotan las manos. Entre los que saben que cada día es peor y los que sueñan con medrar más todavía cada día. 

En este camino los políticos han vuelto a perder poder. Influencia más bien. Sentido incluso si nos fijamos en los que está sucediendo en Italia y Gracia, en donde ya se recurre a técnicos para hacer de políticos. ¿Para cuando se elegirá a políticos para hacer de técnicos?

La diferencia entre políticos y técnicos no es de formación, de experiencia, de capacidad. No debería serlo, al menos. Es de filosofía, de prioridad social, de maneras y fondos en las gestiones. Un técnico puro lo tiene complicado para aprender a ser político. Un político puro lo tiene complicado para hacerse creer en estos tiempos. 

Técnicos, políticos, empresarios, sindicalistas. Estas son las cuatro patas de la solución a los problemas laborales y sociales de España. Si falla una, la mesa se caerá hasta romperse.