19.11.11

Balance de la campaña electoral del cambio político de 2011

Terminada la campaña electoral de las generales de 2011, es momento de hacer pequeño balance de este periodo de cambio profundo en las relaciones históricas de la sociedad española con su entorno político y de gobernanza.

Balance gris, apagado, triste incluso, balance barato y simple, sin grandes notas internas y con fuertes presiones externas de los laboratorios especulativos que han jugado a provocar y a desestabilizar a los españoles. Con un Rajoy que ha jugado a agotar su tiempo y con un Rubalcaba que no ha sabido ni tan siquiera capear el temporal que le lanzaban sus enemigos. Y con una CHA -IU que ha cumplido su papel a medias, con un candidato Chesús Yuste soberbio pero con un equipo de soldados y sargentos (y perdonarme la expresión) que no ha demostrado su potencia, su calidad, sus ganas de conquistar el futuro.

Toca ahora a todos nosotros, demostrar que no nos van a mover de sitio, que somos más importantes en esta sociedad que los que desean convertirse en ricos a costa de robarnos a todos nosotros. Aunque sean las ilusiones por el trabajo del futuro. Por mucho que los grandes errores nos pertenezcan también a todos nosotros, que como progresistas no hemos sabido encontrar respuestas creíbles a todos los problemas que han machacado a los más débiles de la sociedad, sobre todo a los que se han quedado sin empleo.

Me queda como positivo en la campaña, y retomo algo de lo apuntado antes, con la unión temporal (de momento) de “La izquierda de Aragón” con un acuerdo electoral de CHA más IU, de IU más CHA. Creo que está siendo un intento muy serio aunque todavía débil, de agrupar a la gente progresista al menos en Aragón, para demostrar que somos más y además más fuertes y capaces. Dependerá de cada uno de nosotros que esta unión sea muy temporal, posible, relacionable para ser más profunda, o un camino abandonado por no lograr la generosidad necesaria pensando en nuestros ciudadanos. Que no se nos olvide a nadie, ni en CHA ni en IU, que no somos nadie sin el apoyo de nuestros vecinos, de las personas, de nuestra sociedad. Que hacemos política por ellos y con ellos. Que tan importante es lo que nos une como lo que nos separa. Pero los ritmos, los momentos, las prioridades no las marcamos con las ideas profundas, sino escuchando y detectando lo que es necesario en cada momento resolver.

A partir del día 21 de noviembre toca seguir edificando mucho edificio —y aquí no me olvido en nombrar el gran derrumbe que debe realizar el PSOE para volver a edificar en el solar una casa nueva—, por parte de muchos que debemos empujar en alguna dirección. Empujar ya es un éxito con los restos que nos van a quedar tras el día 20. Todos sabemos que a partir del domingo se pasa página, nos encontraremos con unos espacios nuevos, unos caminos sin andar, con miedos y temores, pero sobre todo con la hoja en blanco que nos posibilite escribir derecho o torcido, pensando en el futuro o en el pasado.

Dependemos de nosotros mismos. Dependemos de los que nos den su apoyo el día 20, con la esperanza de que seamos capaces de resolver sus problemas.

18.11.11

Tendremos que hablar de politicos quemados y que abandonan

Nos tocará hablar en las próximas semanas de los cambios profundos que debemos hacer entre todos dentro de la clase política, desde la organización de lo social, de lo comprometido con la sociedad, desde el trabajo serio pero anticuado de la política. 

Hoy me llegan serios avisos de gente muy implicada con la política que está ya cansada, dolida, empezando a retirarse desde las primeras líneas de pelea social por conseguir algo mejor de nivel de vida para todos los que conformamos el entramado social que más ayuda necesita. Son personas muy válidas que se quieren ir desencantadas de su trabajo.

El desencanto es lo peor que nos puede suceder cuando nos derrotan. Es el peor resultado tras perder una batalla. Recuerdo el desencanto de los años 80, cuando el partido comunista perdió parte de su fuerza y el socialista se tuvo que plegar a los mandatos de las fuerzas fácticas o escondidas. La sociedad se resintió, pero lo peor fue el gran equipo humano que desde la izquierda fue abandonando sus trabajos al quemarse en peleas que no lograban ningún objetivo. Quedaron muchos, pero en el nivel de la balanza no pudieron con los trepas, son los que se tapan la nariz para no oler a sucio, con los que todo le da igual con tal de que sigan siendo “algo”.

Ahora puede suceder igual. La izquierda va a recibir un buen palo en los riñones. Casi toda ella, se avisa con claridad. Lógico además, pues debemos reconocer que no ha hecho bien su trabajo. Europa ha olvidado la política como elemento necesario para engranar la sociedad y todo lo deja en manos de técnicos, a ser posible banqueros y la izquierda no ha sido capaz de ofrecer alternativas creíbles. O al menos la sociedad, su sociedad no se las han creído.

A partir de aquí toca empezar a reconstruir pero con otros líderes, y en este cambio hay peligro de que los que entren no sean filosóficamente puros, entregados por el trabajo a veces desagradable de ayudar a los demás por nada. Es muy duro sobre todo por el nulo reconocimiento social del trabajo político. Y las deserciones se empiezan a escuchar. Lógicos abandonos, pues no debemos olvidar que siempre son personas las que están detrás de los líderes. Tristemente cansados y quemados.