14.10.11

La izquierda debería buscar mucho más la excelencia en lo público

La búsqueda de la eficiencia y excelencia en el sector público debería ser el argumento económico de la izquierda, pero esta, absorbida y alejada por iniciativa propia de cualquier relación que parezca tener con la economía, prefiere no pensar mucho en ello.
Hay una diferencia entre las disposiciones de la derecha y la izquierda para con la actuación del sector público. Pues si bien la primera buscará la máxima eficiencia de este en base a las reducciones en su presencia pública, la segunda prefiere dedicarse a buscar otros propósitos más electoralistas que no confieran al sistema de la estabilidad que necesita.
Para mi es simple. Como creo que el sector público puede hacer más bien que mal en según que aspectos económicos, creo firmemente que hay que apoyar la defensa del sector público. Pero desde un punto de vista que confiera a la rentabilidad del mismo, uno de las primeros pilares básicos de su actuación buscando la eficiencia y su excelencia.
Los derroches públicos no solo han generado un sistema sobredimensionado en el que muchas cosas han perdido toda su esencia, sino que todo ese dinero podría haber sido destinado a otros elementos públicos que hubieran generado estabilidad y mayor bienestar.
En cuestión de infraestructuras y apoyo público, no solo se ha de observar la rentabilidad como elemento económico que determina si se actúa o no, pero si debe ser un indicador que se deba tener muy en cuenta.
Generar un sector público inviable a largo plazo genera un rechazo en temas que ya de por si están en la cuerda floja. Te deja sin autoridad pública para poder opinar y dialogar con seriedad sin que podamos evitar que la confianza se vea mermada y por los suelos. Si alguien cree de verdad en algo, debe esforzarse el máximo en que haga el mejor bien posible, y a la hora de trabajar lo público desde la izquierda, no lo hacemos.

Portugal también castiga a los jubilados. Es lo más sencillo, los que menos se quejan

Portugal va a explorar medidas de control del gasto público o de abaratamiento de la producción, similares a las emprendidas por España. Jorobemos a los más débiles, pues por serlo, serán los que menos se quejen.
Suprimir las pagas extras de verano y Navidad a los jubilados que cobren más de 1000 euros al mes es una medida de gran costo social que será complicado que sirva para nada. Se gastará menos en pensiones, pero los jubilados simplemente dejarán de consumir y gastar, luego se conseguirá menos en ingresos. ¿Alguien se ha planteado que incluso podría ser ilegal, pues lo que se hace es que a un derecho reconocido se le resta casi un 17%, sin reconocer que es una cantidad que se dividió entre 14 veces y ahora se deja solo para cobrar 12 veces?

Pero la otra medida es también de premio. Se faculta trabajar media hora más al día por el mismo sueldo. El “Economista A” diría que así la producción saldría un 6,5% más barato pues con los mismos gastos se produce más. Es falso primero por que la producción no se basa solo en el gasto laboral ni estamos hablando de un momento en el que todo lo que se produce se logra vender. Es recesión, puñeteros.

La verdad es que el “Economista B” diría que a partir de ahora el empresario hará una de las dos posibles cosas que le resultan más fáciles. O se llevará como beneficio un 6,5% más que antes o simplemente calculará a quien puede despedir con más facilidad para con menos operarios producir lo mismo que antes. Es decir, ahorrará costes, pero no aumentará la producción pues no la podrá vender con facilidad.
¿Acaso pensamos que por un 6,5% de menos —que además no es real— es posible competir contra mercados emergentes con mano de obra de tan bajo coste?

Me parece mucho más lógico y correcto subir el IVA, si se sabe modelar y analizar el qué, el cuanto y el cómo. Es un camino lógico. Como me parece lógico que se cobre por el acceso a ciertas infraestructuras públicas que han sido gratis durante años. En estos casos tendrá un coste quien de verdad utilice unos servicios o productos y el propio mercado se adaptará a unos IVA corregidos y revisados. Pero pagará más quien los emplee y quien les saque un beneficio mayor —aunque sea en forma de consumo incluso compulsivo— que el aumento de precio.

No es lo mismo para la libertad personal que los productos valgan más, a que como individuo anciano tengas menos dinero para poder comprar o a que tengas que vender más horas a la semana para obtener lo mismo.