20.9.11

Consejos básicos para una persona que se divorcia o se separa

Un divorcio es un punto y aparte en nuestras vidas personales, no es un punto final. Es muy duro, sobre todo si se dan condicionantes de hijos y familiares, pero hay que seguir caminando y construyendo nuestra vida y la de los nuestros. 

Tal vez de las mejores ayudas posibles es encontrar a gente con tu misma realidad vital, reunirte en asociaciones de personas separadas, con gentes que estén en tu misma situación, de ambos sexos, y que sirva para relacionarte y no quedar hundida y para que tus nuevos problemas sean mejor entendidos. 

Pero eso sí, lugares donde haya gente positiva que sea capaz de trasmitir vitalidad y ganas de continuar el camino vital. 

Nada es peor en estos momentos que caer en manos de personas que odian desde su interior, que todo lo ven negativo, que buscan culpabilizar antes de emprender una nueva vida.

Es importante vigilar tu patrimonio económico, pero tal vez más tu patrimonio vital, tus amistades, tus ganas de seguir peleando, de seguir teniendo razones para volver a intentarlo. 

Nada es peor en esos momentos, que sentirse culpable y hundido. 

¿Culpable de qué?, ¿de tener que iniciar un nuevo camino vital, de rectificar, de tomar decisiones duras pero inevitables?

Busca apoyo entre los amigos y los familiares. No rompas puentes con nadie, pide ayuda sean mujer u hombre, piensa por encima de todo en tus hijos si los tienes, pero no dejes de pensar en ti mismx pues eres quien vas a garantizar esa parte tuya de amor tuyo y hacia tus hijos. Y para eso tienes que poder vivir. 

En un divorcio es muy bueno que no salgan enemigos ni culpables, si eso es posible. 

Debemos entenderlo como una realidad vital nueva y como una decisión que te lleva a otra pantalla en tu vida. Y para ello los odios no sirven de nada.

Ahora vamos a dar algunas cifras que nos indican que número de divorcios hay en España.

Aumentan las rupturas matrimoniales en España un 3,9 % durante 2010 llegando a las 110.311 parejas rotas. Se rompe el amor, la relación y, parte de nuestra vida se disuelve y tenemos que enfrentarnos a otra manera de vida. 

En el año 2021 y 2022 se mantienen en unas cifras similares, tras la dura pandemia que había rebajado estas cifras de forma notable.

Durante 2010 se produjeron 102.933 divorcios (un 4,7% mas que en el año anterior) y 7.248 separaciones (un 5,6% menos).  En el año 2001 hubo 37.586 divorcios y en el año 2016 un total de 114.019 divorcios. Vemos el crecimiento que se mantiene en números similares en la décadas siguiente.

Asimismo, en 2010 se produjeron 245 disoluciones de matrimonios homosexuales, de los que 137 fueron entre hombres y 108 entre mujeres.

Del total de divorcios, el 67,4 % fueron de mutuo acuerdo y el 32,6 % no consensuados. Por su parte, el 70,7 % de las separaciones fueron de mutuo acuerdo y el 29,3 % contenciosas.

El mayor número de rupturas tuvo lugar en la franja de edad entre 40 y 49 años, tanto en hombres como en mujeres. La edad media de las mujeres en el momento de la disolución matrimonial fue de 42 años y de 44,6 años en el caso de los hombres, ambas edades ligeramente superiores a las registradas en 2009. 

La duración media de los matrimonios disueltos en el año 2010 fue de 15,5 años. Tres de cada diez divorcios se produjeron después de 20 años de matrimonio.

El 42,9 % de los matrimonios disueltos en el año 2010 no tenían hijos, el 48,5 % tenían hijos menores de edad, el 3,8 % mayores de edad dependientes. En el año 2021 unas 32.000 divorcios era entre parejas sin hijos y unas 35.000 con hijos menores.




Aumenta el consumo de alcohol entre los adultos mayores de 50 años

No vamos de moralistas, no nos gusta prohibir nada ni que nos prohiban, pero el número de personas con 50 años de edad o más, que sufren problemas de alcoholismo es muy elevado. Son personas que nunca antes habían caído en el descontrol personal aunque bebían de manera básica. Pero sin un motivo claro, han ido aumentando el consumo de alcohol hasta descontrolarse. A veces de manera silenciosa, sin estridencias, no de una forma muy elevada en cuanto a las cantidades consumidas, pero que como una droga barata emplea el alcohol para tapar otros problemas importantes que le acechan en la vida.

A partir de los 50 años todo en la vida toma otra forma, otro sentido. La vida laboral se vuelve complicada, entran los miedos a unos años laborales en los que las cotizaciones son las que sirven para la base de la jubilación, los hijos crean problemas para los que no estamos preparado, la familia se vuelve diferente, nos falta parte de la ilusión anterior, sobran depresiones —pequeñas o grandes— descubiertas o tapadas, y la relación de pareja se vuelve a veces sosa y apática.

Muchas personas de ambos sexos acuden al alcohol como refugio ante la desesperanza que no saben explicar, que callan. Y caen en otra trampa que les hunde un poco más, según van perdiendo el control sobre su vida.

El alcoholismo social, el refugio en una droga barata que te roba la libertad, es sencillo. Se empieza a subir la cantidad muy poco a poco y sin darnos cuenta nadie, se cae en un pozo del que además se está plenamente convencido al principio de que se puede salir cuando se quiera.

No, yo no soy alcohólico— decimos todos, dicen todos, sin darse cuenta de que en realidad ya estamos perdiendo el control de las decisiones.

Mira, lector amigo, lo primero es quererse un poco más y reconocer que se tiene un problema qua hay que resolver para ser más libre. 

Si quieres luchar contra el resto de problemas de tu vida te necesitamos fuerte, con todas las ganas del mundo. Si tienes más de 50 años y tienes problemas, pide ayuda, es muy normal, no te preocupes de resolver los problemas con la evasión. Decide que tú eres el mejor amigo que te queda. Pero a tu alrededor hay muchos má, que seguro que te pueden ayudar.