14.9.11

Donde poner el límite a la hora de retocar una imagen en el ordenador

A veces nos preguntamos hasta donde debemos, podemos, retocar una imagen en el ordenador. Es posible que todavía tengamos en mente aquella ley no escrita de los fotógrafos artísticos de hace unos años, en donde ni encuadrar se podía a la hora de positivar en papel lo que ya habíamos encuadrado en el negativo. No debíamos recortar ni enderezar lo que habíamos tomado con la cámara fotográfica.
Hoy con los programas de retoque de imágenes las cosas son tremendamente distintas. Todo se puede hacer, ¿hasta donde?
Sin duda hay un límite claro, un límite lógico. Podemos retocar luz y sombras, color y temperatura. Podemos añadir o restar detalle, desenfocar por zonas seleccionando lo que deseemos retocar. Podemos agrupar distintas imágenes en una sola por capas, con máscaras o fusionando de diferentes maneras todo lo que hayamos ido añadiendo a la imagen primera.
Pero hay un límite claro y que nunca debemos traspasar.


El retoque NUNCA se debe notar, excepto que precisamente lo que deseemos es que se note el retoque por algún motivo decidido. Podemos retocar hasta el punto en el que quien vea la imagen se de cuenta de que hemos retocado la imagen. Si se nota el retoque, es que nos hemos pasado. Así de sencillo y claro. Aunque es imposible decir donde cada uno podemos colocar el límite de lo que nos parece más o menos natural.

Mini pisos en Etiopía peores de lo que nos podemos imaginar

Esta imagen es de Addis Abeba (Addis Ababa), la capital de Etiopía. Podemos ver en una calle, casi en el centro de la ciudad, la vida cotidiana de sus ciudadanos con el detalle de esa especie de cajón de uralita gris que se ve en la acera. 

Hay decenas de ellos y son en realidad pequeñas viviendas en donde duermen y tienen su hogar personas solas que los emplean para sobrevivir.

Son los pequeños afortunados, dentro de la extrema pobreza de muchos de ellos, pues cientos o miles tienen que dormir en la calle sin cobertura ninguna, a la intemperie total, tumbados en jardines o en las aceras para poder dormir. 

Situación que por desgracia se empieza a ver también en algunos países occidentales. Al menos los que tienen la suerte de disponer de un cajón gris como el de la imagen, se libran de las lluvias o del frío.

Imagen cortesía de la cooperante aragonesa, Laura Pueyo