16.8.11

¿Estamos dentro de una nueva recaída en la economía mundial?

La recuperación de la economía global sigue siendo frágil al menos en Europa, EEUU, Japón e incluso China. La desaparición rápida de la confianza en la recuperación es muy preocupante, lo que nos devuelve a un declive del mercado alimentado por el pesimismo. Esta sensación global y social de que estamos en una recaída nos está llevando efectivamente a la recaída. 

La sensación “casi” total de que: no hay dinero, no hay actividad, hay muchos trapos escondidos, se cierran empresas, nadie crean empleo, es más la deuda privada que la pública que ya es de por sí excesiva, los bancos tienen problemas que esconden, el euro se tambalea; hace que el miedo atesore las pocas posibilidades de actividad que se deberían crear aunque fuera por el lógico recambio del funcionamiento lógico. 

Se mueren empresas, servicios, personas. Luego es lógico pensar que se tendrían que crear como recambio: empresas, servicios, puestos de trabajo. Pero no se crean, se amortizan. La única manera que parecemos saber para recortar gastos y déficit es: consumir menos (no mejor), reducir mano de obra productiva y de servicios (no más productividad media), esperar a que esto acabe con lo mínimo imprescindible. 

Es cierto que una gran parte de la sociedad está endeudada. Tan excesivamente endeudada que ya se prever fallos futuros a poco que esto dura un año o dos años más. Previsión que frena la recuperación y nos lleva a acertar en el pronóstico. Viviremos fallos en la deuda simplemente por que no somos capaces de activar las defensas, encogidos por el pesimismo de que es inevitable. Y lo es si seguimos pesimistas.
Se podrá decir que es imposible ser optimistas, pues se perderá el activo del optimismo al estar convencidos de que son muchos más los pesimistas. Puede ser. 
Pero en todo proceso de crisis hay gente que sabe aprovecharlas para sus beneficios. Gente que no se queda quieta esperando. Toda crisis es un periodo de cambio, y solo los que intuyen cual será el futuro sabrán sacarle beneficio a este camino lleno de piedras.

Tiempo que dedicamos a la formación cada día, según edades

La estadística es persistentemente aclaratoria, si se hace bien. Aunque este estudio refleja datos de Aragón, son más o menos la media de España, lo que debe hacernos preocupar por un dato muy negativo. Los estudiantes en Aragón han reducido drásticamente el tiempo que dedican a su formación, según revela la Encuesta de Empleo del Tiempo que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). 
Los datos de este informe revelan que si bien en el año 2002 a los menores de 25 años de Aragón dedicaban a formarse una media diaria de 6 horas y 21 minutos, en el año 2010, han pasado a emplear solo 5 horas para la formación. Este dato supone una reducción de más del 20% de su tiempo diario. A la menor dedicación a formarse se une, una reducción del porcentaje de personas de esa franja de edad que tienen la formación como una de las principales tareas de su jornada, que en esos 8 años cayó del 15,8% —casi uno de cada seis— al 13% de los jóvenes aragoneses —apenas uno de cada ocho—.

Por el contrario, el interés y la dedicación al estudio y la formación ha aumentado en la franja más madura de los adultos y entre los ancianos. Así, el porcentaje de los aragoneses de 45 a 64 años que han incluido los estudios entre sus tareas principales ha pasado de un escuálido 0,4% a superar el 5%, mientras que la tasa se ha duplicado —del 1% al 2,1%— entre la gente que ha alcanzado los 65 años. Los datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo revelan que en esos ocho años ha crecido el tiempo que los estudiantes maduros (entre 45 y 64 años) dedican a formarse, que ha pasado de una hora y media a cuatro, mientras que los ancianos lo han reducido de una hora y cincuenta minutos a una hora. En los aragoneses de 25 a 44 años se ha dado un descenso tanto del porcentaje de personas que estudian —baja del 8,4% al 4,9%— como del tiempo que dedican a esa tarea, que se reduce a menos de veinte minutos hasta situarse en 3 horas por jornada.