Hay muchos “opinadores” —incluso gente muy seria y formada—que consideran que la mejor vía para salir de la crisis es bajar el déficit público (y sin duda el privado a costa de consumir menos). Dicen, con razón, que si bajásemos el déficit, bajaría la prima de riesgo. La prima de riesgo es eso con lo que nos bombardean la conciencia de los ciudadanos de a pie, aunque no tengamos mucha idea realmente de lo que es y de lo que supone para nuestra contabilidad nacional. La creencia es pensar que bajando el déficit bajaría la prima de riesgo y —puesto que esta está asociada a la crisis— bajaría la “crisis”, es decir, se acabaría. Esto no es que sea erróneo, o extrañó, o absurdo. Es simplemente una falacia basada en una relación causa-efecto, prima de riesgo-crisis.
Pongámonos en el mejor de los casos para estos grandilocuentes inspiradores del miedo. Conseguimos déficit cero. Qué coño, imaginen que a España le toca la lotería y paga toda su deuda, la del 60% del PIB de un año. Imaginen que España ya no pide más deuda, porque ha decidido no hacer nada de gasto público excedente a los ingresos. Por fin, ¡lo conseguimos!, la prima de riesgo es mínima. Pero… ¿qué prima de riesgo? Si no creamos deuda, no debemos pagar intereses, y por tanto, no hay, no existe prima de riesgo. Eso sí que es bueno. Ahora sí que sí. Sin prima de riesgo ya podemos crecer.