8.8.11

La vieja Europa está pendiente de encontrar su propio camino de futuro

Es complicado esto de observar a tus hijos, jóvenes y muy preparados, desempleados y en casa, esperando el futuro que no llega, mientras a los “viejotes” de 65 años les decimos que hay que trabajar más años. Pero parece ser que es la nueva tónica en esta vieja Europa que se nos está agostando a marchas terribles.
No se trata de trabajar más años, pues muchos de los que ahora tienen más de 55 años empezaron a trabajar con 14 tacos, unos críos, y por ello han cotizado más de 40 largos años. Se trata de que Europa ya no aguanta su propia forma de vida, pero más que anda por que no tienen líderes que le echen arrestos y creen una nueva manera de entender una Europa que sea más social, más humana. Que vuelva a ser exportable a otros países.
La vieja Europa ha entrado en decadencia pero todavía le queda una década para encontrar la renovación, la regeneración. Están pendientes en América —toda ella, por cierto— para ver si los viejos somos capaces de salir del bache y encontrar una solución nueva. Tan es así, que hasta los EEUU están sufriendo rebajas de calificación de empresas como S&P, que maldita la gracia que le debe hacer a los americanos verse manipulados por oficinas que ellos mismos inventaros. Nos esperan, eso si, años interesantes para la historia de los libros.

Terrorismo social es no entender que todas las personas deben tener unos derechos básicos

El BCE, es decir el Banco Central de Europa que no de los europeos parece ser, comprará mañana lunes deuda de España e Italia para evitar un día negro de sustos en pleno agosto. Más que nada porque ya es incluso negocio comprar deuda a tan altos precios. ¿Habrá dado permiso Alemania o es solo un aviso para navegantes especuladores?
Viendo Callejeros de Cuatro sobre la ciudad de Río de Janeiro, uno se imagina Europa dentro de unas pocas décadas como nos sigan atacando y no seamos capaces de encontrar soluciones y se acongoja. Solo ricos y pobres. Solo ricos de viviendas de un millón de euros con salmón a 40 € el kilo o doradas a 22 € o peras a 4,5 € mientras que los millones de personas que viven en las favelas viven ajenas a lo que es el dinero, pero eso si, pegados en las laderas de las montañas que envuelven Río de Janeiro, como recordando que a poco que se fíen, bajan y se les comen los mocos.
No sé si el futuro será este, de tener mucho pero a costa de estar acojonado o no tener nada e importante un pito la vida de los demás. Sería triste para lo que ha sido y todavía es Europa ¿no? Pero resulta curioso que algunos jardines de viviendas que dan a Ipanema sean mucho más amplios que las plazas públicas de las zonas de favelas. Que tengan más árboles en un solo jardín privado frente a la playa de Copacabana que en todo un barrio de favelas. ¿He dicho curioso?, no, quería decir decepcionante, vergonzoso, peligroso. Terrorismo social diría.