21.6.11

El aragonés Carbonell habla del andaluz Sabina, ambos Joaquines


El periodista y cantautor aragonés Joaquín Carbonell defiende el libro que ha escrito “Pongamos que hablo de Joaquín”, la voluminosa biografía que ha escrito sobre su colega Joaquín Sabina, con una frase concluyente: "Todo lo que se puede saber de Sabina lo cuento yo". Todo lo que se puede saber salvo, claro, lo que el propio Joaquín Sabina no ha contado.


El libro se basa en una larga serie de entrevistas con personajes cercanos al cantautor, muchos de ellos pertenecientes a su entorno íntimo, como "su chófer, su mánager o su secretaria", apunta Carbonell. Además, el biógrafo se empapó de una gruesa documentación con decenas de entrevistas de Sabina desde principios de los ochenta, incluyendo la que le hizo el propio Carbonell en 1982. "La primera entrevista a toda página de Sabina".


"Sabina rompió con la norma de que los cantantes cantaban una cosa y vivían otra y siguió la tradición de Brassens, Dylan y Cohen, que cantan sus experiencias", explica Carbonell. "Él era Mozart y el resto de cantautores éramos Salieri: aportó canciones diferentes, que hablaban de un lirismo nocturno y urbano, un realismo sucio que renovó el lenguaje de la canción de autor en España", añade.


Pongamos que hablo de Joaquín hace un pormenorizado recorrido por la carrera del artista, partiendo de su exilio en Londres: "Huyó acosado por la Policía franquista, tras colocar una ruidosa bomba en un banco de Granada", escribe el autor. Y llega a su colaboración con “Pereza” en su último disco, Vinagre y rosas.


Joaquín Carbonell cree que lo único que le falta a este libro es lo que el cantautor todavía no ha contado. Y cree que esa materia prima podría convertirse en un disco. "Su mejor disco está por hacer y es ese en el que se desnudará y contará su verdad, sin ayuda de ningún negro", piensa el biógrafo, que no duda en aconsejarle "que se desnude de alma y corazón y que haga ese álbum". "Será doloroso, pero será su gran disco", concluye Joaquín Carbonell. 
La imagen y noticia es de público.es

IU en Extremadura simplemente castiga a los socialistas extremeños

Se insiste en el error de IU ante la decisión de no apoyar al PSOE en Extremadura, sin hacer un esfuerzo por entender a los extremeños que siendo militantes de IU han tenido que sufrir, en sus pueblos sobre todo, los abusos de poder de unos gobiernos socialistas de todo tipo, que los han ninguneado y en muchos casos intentado absorber con malas artes.
Otro análisis es si esto es bueno o no para IU a nivel estatal, que previsiblemente es malo. Pero la respuesta de los militantes extremeños de IU es la lógica tras tener que aguantar muchos años el trato despectivo de los socialistas.
Algo que por cierto no se ha dado solo en Extremadura, sino también por poner un ejemplo en Aragón hacia Chunta Aragonesista.
La inteligencia política de los socialistas ha brillado por su ausencia en estos años, cuando se han creído los únicos poseedores de la verdad progresista en España.
El declive del PSOE es evidente y la duda es si sabrá levantar el vuelo o si por el contrario la caída es más seria de lo que parece —aun— y van a surgir nuevas fuerzas en la izquierda que ocuparán su espacio social.
Cuando Felipe González cayó del Gobierno, no lo hizo con tanto estrépito, aunque si con muchas ganas por parte de la sociedad que anhelaba un gobierno popular. Y no había en la calle una petición indignada de reencontrar nuevas fórmulas de representación política en las instituciones españolas. Esto es diferente a entonces, como lo es la debacle del poder socialista en todas las instituciones o la percepción de que estamos ante un cambio de sistema social global a muchos países occidentales.
No es pues un paso atrás de IU, no es una pinza pues no existen acuerdos programáticos ni de estrategia entre el PP e IU; no es más que un castigo hacia comportamientos poco inteligentes con los vecinos de ideología. Otra cosa es que sea inteligente o no lo que hace IU para dejar que gobierno en franca minoría el PP, que se frota las manos.