En el campo de la política actúa y mucho, lo que podríamos llamar sociología emocional, las emociones básicas a la hora de decidir y aprobar, seleccionar entre los candidatos y votar a unos o a otros.
Ahora es normal preguntarse por qué —por poner un ejemplo sencillo—, los 20.000 votantes que ha perdido el PSOE en Zaragoza han elegido en más parte a IU en vez de a CHA, pues ambas formaciones son ideológicamente parecidas y en cambio el trabajo duro y constante de oposición positiva que plantea alternativas lo ha llevado CHA y no IU.
La respuesta parece muy sencilla si analizamos el campo de las emociones.
El votante socialista de hace 4 años, cansado y hastiado de la inoperancia (real o creíble) decide cambiar de voto pasado un tiempo. Generalmente pasados