En España se publican informes en donde se insiste que las personas mayores de 65 años no quieren acudir a las Residencias de Ancianos, no desean quedar ingresadas en centros de día para ancianos; y siempre hay muchos técnicos que se preguntar los por qué de estas decisiones de los ancianos, cuando nos insisten que la calidad asistencial es muy alta y controlada.
Incluso en el más absoluto desconocimiento de la forma de pensar de los ancianos o de las personas adultas, se responden ellos mismos que hay protocolos para recibirlos cuando ingresan, que si los ancianos no desean entrar en las residencias es por desconocimiento de lo que se van a encontrar, e insisten que la atención es mucho mayor que la que pueden recibir en su domicilios cuando están en una edad en la que necesitan ayuda. Mentiras para engañarse, disfrazadas de pequeñas verdades.
Demuestran no conocer por dentro las residencias de ancianos, o lo que es peor, conocerlas y desear por ello engañarnos a todos. Y como estoy seguro de que si las conocen, debe entender que no tienen ningún deseo de resolver los problemas de las residencias de ancianos y con ello la calidad asistencial de las mismas.
Las residencias para ancianos, en el mejor de los casos, son centros desnaturalizados, en donde se resta libertad a las personas, convirtiendo en centros de reclusión con derecho a enfermera. Esto en el mejor de los casos. No deben ser empresas que se asemejen a hospitales, nunca. Deben ser lugares donde se asemejen a familias grandes.
Y en el peor de los casos son cárceles, incluso con ventanas cerradas e imposibilidad de salir a la calle, horarios muy rígidos e imposibles de admitir, comida