5.2.11

La necesidad de los políticos en un país que ya odia a sus políticos

Hoy he tenido un día de formación política porque en los partidos también se nos enseña a ser. Resulta curioso ¿verdad?, sí, nosotros también lo percibimos. La clase política está muy mal vista, tremendamente mal vista diría yo. El chiste fácil sería ¿te han enseñado a robar sin dejar pistas?
Pero lo cierto es que sin políticos el país no funcionaría. El anarquismo puro nunca ha existido y no tiene sentido. Y en democracia no debemos caer en el funcionariado político,
en dejar en manos de funcionarios los asuntos que nos afectan. Un político es quien consigue que funcione la recogida de basuras, la policía, las leyes según los momentos. Aunque sé que gran parte de las críticas son ciertas y asumibles pues en los últimos años la calase política está dejando mucho que desear en España. Sobre todo porque no se sabe explicar lo que se hace y por que unos atacan a los otros para conseguir votos. Si, lo sé, no me olvido, porque también hay algunos políticos que roban, que aunque sean muy pocos como se refriegan entre todos por los morros del contrario, los ruidos son tremendos.
Los partidos políticos grandes, en todos los países en donde se han enquistado en el poder, se han convertido en máquinas de repartir puestos con mejor o peor orden. Y en no dejar que los militantes de base puedan aspirar al ascenso por méritos. No hay revitalización y eso es un gran problema que todavía no sabemos bien hasta donde nos puede llevar. Pero que no nos quepa duda a todos, también a los dirigentes que hacen de tapón, que sin políticos estaríamos mucho peor. Depende de nosotros, de todos nosotros.

Los parados mayores de 50 años, tenemos que tener soluciones a nuestros problemas

Yo tuve un blog antes que ese, si lo reconozco, mecachis, y la entrada que más visitas tiene y que más comentarios ha suscitado, es sobre el tema de los parados mayores de 50 años.
Es un drama nuevo al que no le estamos prestado la atención debida. Una persona que tras trabajar desde los 14 años, que era cuando se empezaba en los años 60 y 70, se encuentra (nos encontramos) ahora en el desempleo con 50 ó 55 años, se le hunde
la vida. Son los años que además se tendrán en cuenta para su jubilación. No tiene una formación suficiente para estos momentos de tanta competencia, no será nada fácil encontrar un nuevo empleo, pero en cambio estos años juegan en su contra. ¿Qué soluciones tiene?, pues pocas y todas malas. Debe intentar que los años no sean una paseada carga, debe procurar prepararse para el cambio laboral y no caer en la depresión, buscar el cambio incluso según los años que tenga, sabiendo que va a cobrar menos dinero que antes y que va a trabajar en peores condiciones. Puede cabrearse, que es lo lógico, y rebelarse contra el sistema pero esto no resuelve el problema.
Hay que prepararse ente las nuevas realidades, analizar cómo nos afecta para la jubilación esta nueva situación, no añorar el pasado y asumir lo inevitable; ser tan maduros y capaces como seamos posibles, pues la experiencia es un valor importante aunque ahora no se valore, y confiar en nosotros mismos y en nuestras amistades. Lo último es hundirse aunque sepamos que es lo más sencillo. Es importante que a esta edad, con más de 50 años, las deudas nos respeten y que ya no tengamos encima la espada de las hipotecas. Sí que nos queda la asignatura de los hijos, pendientes también de que puedan encontrar un empleo. Hay que consultar y analizar las ayudas a mayores de 52 años, ver si interesa cotizar si se puede, de forma voluntaria y con un acuerdo con la Seguridad Social estos años en vacío. Las cosas están cambiando y todo hay que estudiarlo con calma. Y asumir que será complicado encontrar un nuevo empleo. Lo complicado será que lo asuma también nuestra familia, pues no siempre pensarán que es casi imposible encontrar un nuevo trabajo, pero saberlo hacer ver, comentarlo con calma pero con sentimientos claros, es fundamental. Tras nuestra vida laboral congelada está nuestra vida personal y las ganas de salir de este abuso y esta sensación de inutilidad.