2.2.11

¿Cual es el motivo por el que los partidos políticos conservadores no han firmado el Pacto Social?

Que un “Pacto Social” en donde los trabajadores pierdan algunos derechos, sea firmado SOLO por integrantes del PSOE y de los presidentes de los dos sindicatos mayoritarios más el de la patronal, es sintomático. Que no haya acudido ni el PP ni ningún otro partido político de derechas también es síntomas de que estamos enfermos.
Algo nos pasa como sociedad, no es lógico que cada uno vaya
cambiando su papel ante la política o la historia del corto plazo, según sople el viento. Si es bueno para los trabajadores como podría parecer dado quien es el que firma, se debería haber explicado mucho mejor. Y se tendrían que haber sumado a la firma todos los grupos políticos. Si es malo para los trabajadores no deberían estar firmando los que están. ¿Qué pensarán los trabajadores desempleados ante una firma que en teoría supone el cambio de reglas inevitable por la situación de crisis y no acuden los políticos?
Los políticos están para trabajar por la sociedad. Es su labor. No tienen otra. Y por eso es ilógico que no aparezcan ante una situación tan importante. O se está en contra, totalmente en contra y se dice alto y claro o se está a favor. No pueden existir términos medios, ambigüedades, decisiones estratégicas pensando en elecciones. La sociedad no perdonará. Y no perdonará a ningún político, pues en el saco de lo que no gusta se meterá a todos. Y eso es muy malo para la democracia. Quiero escuchar al PP, a CIU, al PNV, a UPyD decir por qué no ha ido. Ya sé por qué no han ido IU, BNG o los grupos de izquierda política, pero necesita saber las aclaraciones de los grupos de derechas para saber si lo firmado es malo o muy malo.

La única manera de luchar contra la muerte es saber que existe

Ayer vi la decadencia personal, la vejez dura que invade, y la vi muy de cerca. Tengo un familiar que cada semana va bajando escalones de su vida sin poder parar. La memoria, la vuelta a la niñez, la descoordinación, el no poder moverse, la depresión y la angustia se van apoderando
de su vida. Se da cuenta de su pérdida de calidad, de que la vida se le escapa. Ayer me preguntaba si esto era el final, si esto que ya sufre es lo último y ella me aseguraba que tardaba demasiado.
En el pasillo de la residencia de mi tía, un hombre sin piernas permanecía sentado en su silla de ruedas apoyado en la puerta mientras gritaba frases inconexas y auxilios no respondidos si acaso por los vigilantes que le solicitaban con educación que se calmara, que molestaba. A él le daba igual dentro de su enajenación. Insistía en que le abrieran la puerta, que no existía pues él mismo estaba impidiendo que se cerrara. Posiblemente no se oía. Mi tía ya no le oía, ya no lograba ser molestada.
Es la muerte, sin duda, la crudeza del final de la vida, de gente que en su momento fue importante incluso. Es lo que por desgracia nos espera a todos con mayor o menos crudeza. Mientras tanto seguiremos caminando por ella como si esto un hubiera sucedido nunca.