21.10.10

Hay que empezar a trabajar desde el cambio, para que se note el recambio

María Teresa Fernández de la Vega ha dado las gracias a casi todo el mundo por las facilidades y reconocimiento a su labor, cuando en realidad deberíamos ser toda la sociedad las que diéramos las gracias a su figura. Nada es perfecto, pero a la hora de los adiós hay que ser humanos y lógicos y reconocer las obras buenas y aparcar las erróneas al menos momentáneamente.
Si figura era importante pero sobre todo era un símbolo para la igualdad, una excelente trabajadora y una incansable y fiel al proyecto socialista de Zapatero. Su labor ha sido intensa, su trayectoria política amplia y sus méritos reconocidos. Pero era inevitable su marcha y es una de las más acertadas decisiones de Zapatero en esta crisis amplia y posiblemente eficaz.
No es ya momento de buscar abrir nuevos caminos desde la igualad y el socialismo sino el de explorar soluciones que cambien la percepción que tenemos desde la sociedad del socialismos posible. Lo que viene, lo que vendrá es el conservadurismo más feroz, y no será sencillo que si alcanzan el poder desde el abatimiento de la izquierda lo dejen en pocos años, pongan sencillo el próximo recambio. El PP y sus líderes han aprendido tras la derrota del 2004 que el poder se puede perder y eso hace mucho daño, les hace mucho daño. Y el gato escaldado, del agua (fría y caliente) huye.
Pero a partir de este jueves se acabaron las despedidas llorosas y hay que demostrar que el recambio sirve para algo. Hay que ponerse a trabajar para tender puentes con la izquierda de todo el Estado, hay que decidir modificaciones serias en formación, en potenciar el mercado laboral, en una economía que se nos escapa y en un respeto en Europa y en el mundo que se nos ha ido de la mano. Antes de un mes deberían tener nuevas medidas de calado que demostraran que este gobierno es distinto, más capaz, con más energía. Y sobre todo con más implicación con su sociedad, con toda la sociedad a ser posible. Hay que hacer pedagogía política, y de eso entiende mucho Jáuregui. Deben cambiar las formas para que se noten los cambios de fondos.

19.10.10

Podemos y no queremos presionar socialmente para resolver los problemas

Recomiendo este artículo de LaInformación, donde se exponen las diferencias entre España y Francia que repercuten en las diferentes formas de presión social que hemos llevado a cabo.
Decía hace tiempo que la única manera de mostrar algo de presión es haciendo las cosas con rigor y eficiencia. Los franceses al menos lo intentan, aunque Sarkozy siga adelante con la reforma. En los próximos días veremos en qué acaba esta presión entre la sociedad francesa y los gobiernos europos, incapaces de resolver la crisis.

En primer lugar, las manifestaciones no se convocan con un par de meses de tiempo, como si fuera una “cita” a la que acudir o no. Nos hemos acostumbrado a negociar servicios mínimos, se da tiempo a todas las partes de ir lavando el cerebro a la sociedad y luego se hace la pantomima. de una huelga civilizada como si se pueda controlar también las protestas Así, desde luego no hay manera. Todo queremos tener controlado, incluso a los descontrolados.

En segundo lugar, hay que empezar a analizar el que no podemos hacer una huelga de un solo día, decir después quien ha ganado y irnos todos para casa como si ya hubiéramos cumplido con todo y todos. ¿Qué ha cambiado? ¿Para qué sirvió? Hay que ser realistas, y si de verdad crees que tienes fuerza seguir presionando; y si no, reconocer tu derrota.

Y la culpa no sólo es de los que llaman a la huelga, en este caso sindicatos, si no de todas aquellas personas que hablan muhco pero que luego no actúan. Las que piensan o dice que piensan, ¿para qué?, un pensamiento que sirve igual que nada, ¿para qué sirve si incluso ni acuden a votar o no aprenden y caen año tras otro en los mismos miedos y errores? 
La culpa es de la gente que no quiere participar en la política, desde su posición de ciudadano, sin saber que al no hacerlo está haciéndolo de todas formas, pues otros se aprovechan de esta dejación de derechos y obligaciones sociales.