27.7.10

No a la tortura animal que se convierte en un gran negocio. No a las corridas de toros como están ahora en España.

Mañana miércoles en el Parlament de Cataluña se decide si se prohíben las corridas de toros en Cataluña o si se dejan tal y como hasta ahora. Complicada decisión a la que tanto el PSOE como CIU han dado libertad de voto a sus diputados y con un resultado incierto.
Estamos en pleno siglo XXI y no es de recibo seguir maltratando a animales en público, como un espectáculo de pago, por mucho que tres este acto se encierre sin duda un particular arte. Todo es revisable en la historia de los pueblos, y sus manifestaciones festivas más que muchas otras órdenes de representación social.
No se trata de huir del nacionalismo español exacerbado, de la marca turística, del negocio que existe tras las corridas de todos, del que casi todos nos beneficiamos algo. Se trata de poner orden y abrir el debate.
Es posible que este ejemplo no sea seguido por el resto de territorios, pero tal vez es el momento de plantearnos si no se deberían modificar ciertas normas para convertir las corridas de toros en un espectáculo asumible por las culturas del siglo XXI. Cerrarse a los cambios lleva a la desaparición. Hoy no es asumible que hombres se enfrenten a muerte en un circo romano o en unas lanzas de la Edad Media. Respetamos más a los animales, al medio ambiente, odiamos todo tipo de tortura, luego hay que medir también las representaciones públicas que resulten violentas, aunque sean un gran negocio. Tal vez sea este el único problema que nos falta por resolver en el asunto de las corridas de todos. Su rentabilidad turística.
No es de recibo que aplaudamos mientras se tortura a un animal, después de pagar una entrada para ver como se le sacrifica en 20 minutos de tensa y desigual batalla. El camino está abierto al cambio y mañana será el día de ratificarlo.

26.7.10

Consejos de cómo pedirles protección y ayuda a los santos y vírgenes, para tener éxito

El Rey Juan Carlos I le ha pedido al Santo Apóstol Santiago por la situación económica de España, por la claridad de mente para los políticos. Que también son ganas de joder.
Si uno cree de verdad que el Apóstol Santiago es capaz de resolver los problemas de España, que ya es creer, se debería preguntar por qué no lo ha hecho antes, cuales son los motivos por los que el Rey de todos los españoles, o casi, ha tenido que esperar al 25 de julio para pedirle al Santo. Mucho esperar me parece.
Yo no me imagino al Santo Santiago intentando resolver los problemas de esta santa España contra los tiburones de laboratorio económicos escondidos en los despachos de diseño. Sería una batalla descompensada a favor de los sin escrúpulos.
A los apóstoles y santos, a las vírgenes, hay que pedirles cosas sencillas, asuntos domésticos, arreglos para la salud o para buscar novios y novias. Si les intentamos meter en asuntos complicados, siendo que son gentes del siglo I cuanto más, los podemos volver locos. Para estos asuntos de la economía usurera nada como Dios directamente, y a ser posible, solicitándole no tanto que resuelva los problemas en general, sino que convierta en arenques ahumados a todos los jetas que juegan con los dineros de los demás. Hay que plantear los problemas y además dar la solución posible. Así es más fácil que nos hagan caso los “resolvedores” de problemas.