28.5.10

Se acabó la legislatura de la crisis

Sin duda la sesión de ayer en el Congreso ha cerrado definitivamente las puertas a esta legislatura. Es cuestión pues de encontrar el momento menos malo para convocar unas adelantadas Elecciones Generales, sabiendo ya que los próximos Presupuestos Generales no serán aprobados y que no sirve prolongar los actuales que han tenido que ser rectificados en el día de hoy de forma importante para intentar reducir el déficit de los mismos.
Nos queda pues una travesía por un desierto árido y seco, de unos meses que se harán eternos sobre todo a partir de septiembre cuando las cifras del desempleo vuelvan a vomitar dramas personales, de una crispación que será alta por la falta de responsabilidad política de casi todos.
Podemos intuir dos horizontes. Elecciones a finales de 2010 o elecciones coincidiendo con las municipales, lo que sería otro golpe más a la separación de poderes, pero que al menos supondría un ahorro en gasto electoral. No sé ahora bien, qué sería peor para el PSOE, mejor para el PP, menos malo para el Estado.
Personalmente no me gustarían unas elecciones unidas, creo que desvirtuarían algo que se ha mantenido intocable desde los años 70, separar votaciones. Sobre todo por lo que supondría de intoxicación para los resultados autonómicos aquellos territorios que los hacen conjuntamente a las municipales. El debacle del PSOE se augura épico, pero más todavía si se hacen juntas, pues el votante tiende a dejarse llevar en un tres en uno.
A partir de la finalización de la Presidencia europea —será recordada por Zapatero con gran dolor— empezarán los bailes de Ministros primero, de sensaciones después, de nombres y candidatos. Porque esa es otra. Zapatero debe presentarse para perder. No debe obligar al PSOE a buscar un candidato nuevo para quemarlo. Por eso la ruina para el PSOE puede ser tremenda. Seguiremos opinando.

27.5.10

¿Para qué sirven las Diputaciones Provinciales?

No todos los ciudadanos de este santo país saben que existen las Diputaciones Provinciales. Incluso me atrevería a decir que muy pocos sabemos para qué sirven las Diputaciones Provinciales, de quien dependen, cómo se controlan, en donde están, quien se esconde dentro de ellas.
Suelen ser grandes cementerios de políticos venidos a menos por enfermedades de familias políticas, escondites de lujo para medianías o lugares para medrar y apañarse con las comarcas o zonas rurales. Es decir, mal sobre mal. Como en todo hay excelentes ejemplos que funcionana bien, aunque creo que no son la mayoría.
Las Diputaciones Provinciales nos cuestan un riñón a todos. Y ahora en que incluso se habla del elevado coste del estado de las autonomías puede ser un buen momento para preguntarse y responderse para qué valen las Diputaciones Provinciales.
Dependen del Gobierno Central pero muchas de sus actividades podrían realizarse desde los Gobiernos autonómicos, solapándose incluso gran parte de sus actividades territoriales en algunas autonomías. Disponen de un gran número de funcionarios repartidos por todo el territorio, que curiosamente trabajan para asuntos muy locales, de comarcas, provinciales, pero que en cambio no son regidos y escapan a su optimización desde los propios Gobiernos más cercanos, sean autonómicos o municipales.
Tienen un gran poder político que defienden con fuerza por su asentamiento territorial en zonas rurales y por ser el últimos reducto para políticos poco conocidos pero con gran capacidad de medrar.
¿Es lógico no controlar más de cerca las Diputaciones Provinciales e incluso preguntarnos si realmente tiene sentido o si sería más lógico que dependieran diluidas de sus respectivos gobiernos autonómicos? Su función es necesaria, pero tal vez no duplicada, no con interferencias, no sin el lógico control de los gobiernos más cercanos a los ciudadanos de cada territorio, sean ayuntamientos o sean Gobiernos autonómicos?