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Taller de Escritura 25. La importancia del buen uso de los adjetivos

Los adjetivos son calificativos, enseñan la acción, ayudan a convertir en único al sustantivo. Por eso en literatura es muy importante saber elegir el adjetivo idóneo e incluso decidir en qué párrafos debemos utilizar adjetivos y en cuales no, según nos interese convertir en únicos los sustantivos o dejarlos en comunes.

Vargas Llosa es un maestro con los adjetivos, dosificándolos o distribuyendólos según crea importante una acción, una imagen, un personaje. Como él hay mucho otros.

Los adjetivos deben servir también para modular el texto además de para calificar las acciones.

El saber usar bien los adjetivos convierte a los autores en excelentes, a las obras en agradables y sonoras, a la literatura en un ejercicio de distintas velocidades, distintos tonos y matices.

Un personaje tosco, bruto, no debe utilizar en sus palabras adjetivos elegantes y finos. Y al revés, pues son los que de alguna forma dan personalidad al personaje.

Un narrador en cambio, debe cuidar mucho más su lenguaje, sobre todo si es narrador en tercera persona.

Cada personaje debería disponer de su propio repertorio de adjetivos según su lenguaje. Es la mejor forma de individualizarlos, de dotarlos de personalidad propia.

Cómo celebran su cumpleaños los viejos de más de 50 años

Mañana cumplo años, que es una manera programable de joderte el día. Primero porque sin duda eres más viejo. De golpe. Luego está el suspiro profundo de empezar a sumar, quien te ha felicitado y quien no. ¿Me seguirá queriendo fulanita o ya se habrá olvidado totalmente de mi?, ¿y el amigo mengano que como se separó ya no llama a nadie?
Hay que quedar con todos los hijos a una comida de apenados. Te miran ya como a un viejo venido a menos, al que parece que no le pesan los años tanto como se imaginaban. ¿Tú también vea a papa un poco más viejo y ajado?, ¿no está un poco apagado?; ¡coño!, como para no estar apagado. Si te pones a sumar y restar la jodes. Dices, si tengo tantos y la estadística dice que…, me quedan pues…, y luego vas con esos años de regalo y te lanzas a pensar. Pues hace esos años, los de la resta, yo tenía?…, ¡¡joder!!, ¡¡¡sólo me quedan esos años de vida???
Así que hay que gastarlos rápido y con dos bemoles bien puestos. Ahora mismo dejo de escribiros, queridos lectores y me pongo un whisky. Para más recochineo me han regalado una botella de whisky DYC, que dicen que así recuerdo sabores de antaño cuando era más pobre todavía. Con lo que a mi me gusta el Jack Daniels. ¿No habrán aprendido?. Por si me leen los hijos, nada queridos, tranquilos, a papa lo que le gusta es hacer caso a la médica, no tomar alcohol, no follar nunca que es malo para el corazón, tomar sólo pescado y a la plancha y eso si, morirse cuando toque pero sin joder mucho, que nada hay que molesta tanto como un viejo que esté jodido del todo y no sabe morirse. ¡Snif!