3.4.10

Hay que escapar de los días negros, melancólicos, con la ayuda de la música.





Hay días que no me apetece escribir. Mejor dicho, que no sé de qué escribir. No hay que esconderse, todas y todos tenemos días vacíos, tontos, que nos pueden y nos apagan. Con esos días lo mejor es dejarlos correr, ponerte música máquina, a tope, y bailar, romperte el pensamiento con estímulos exteriores; hacer locuras, atreverte a llamar a alguien a quien le debes unas palabras y sabes que te puede entregar ánimo y alegría. Prohibido sentarte a lamer las heridas, lo mejor es escapar de la locura con otra locura. Volar y conquistar el día a golpe de atrevimientos.

Hoy no me apetece escribir pero en cambio si que me estoy escapando de la melancolía a costa de la música que mueve las entrañas. Puede que los vecinos de abajo piensen que estoy loco, pero no hay que decirles nunca que tienen razón. Ahora mismo me voy a mi cafetería preferida a desayunar, a mirar gente que pasa de gris por las vidas, a fijarme en sus caras y a tomar notas.

Ahora me voy a escapar de mi rutina para que me entren ganas de escribir. Tal vez no logre escribir nada interesante, pero seguro que al menos intentaré salirme de la decadencia de un día tonto.

La Europa que se nos está escapando, herida grave.

Las integraciones sociales, políticas o económicas entre países no son una línea recta y lo que es peor, puede ser una línea discontinua o rota.

En el punto en el que estamos en la Europa hoy, con la crisis y las nulas soluciones globales de Europa para Europa, todo está en entredicho, desde la moneda única a la propia Unión Europea. Y estas dudas además no producen urticaria entre la propia sociedad europea, más escéptica que nunca de que Europa sirva como concepto para algo.

En estos momentos históricos, Europa debería estar hablando de la unión fiscal, de la igualdad en impuestos, del acercamiento político, de crean instituciones fuertes y respetadas en todo el mundo, de tener leyes de comercio iguales y nuevas para todos los países miembros.

Nos ofuscamos en intentar crecer y ampliar esa teórica Europa unida, cuando esto es un gran error si antes no hemos edificado las bases de lo que se quiere, la hoja de ruta clara y respetada en el tiempo, sean los que sean los tipo de gobierno de los países miembros. Sin tener asentado un objetivo común, una unión económica entre iguales, con la idea marcada en el calendario de una Europa unida en lo político, con instituciones nuevas que vayan sustituyendo poco a poco a las propias de los países miembros, como el ejército; la justicia penal, laboral, civil; los derechos civiles o las libertades, no avanzaremos.

Y no es nuevo el aforismo de que si no se avanza, se retrocede.

Hay que resolver los problemas de los países europeos desde Europa, y para ello además hay que lograr que existan organismos europeos capaces de intervenir en países tanto para resolver como para reprender y cambiar modos. Y quien no quiera estar en la Europa unida que se salga.

Debe existir una idea clara de que Europa tiene unas fronteras claras, que puede que no sean las actuales, pero que hay que definir y no salirse de ellas. Todos deben tener claro donde están esas fronteras futuras. Todos. Y no admitir países con integración a la carta. O si, o no. Europa debe estar por encima de los problemas y de los actuales países y no debajo.

Y si no se sientes capaces los políticos actuales de no perder los colores si tuvieran que explicar la actual situación de Europa ante los políticos que el siglo pasado la idearon, deberían reconocer el fracaso y apearnos en la próxima estación.

P.D.: En esta dirección se plantean 10 problemas de la Europa actual. El artículo que acaba de leer es del año 2010, el que le ofrezco ahora es de 2012