26.2.10

Los medios de comunicación y los políticos

Obama ha debatido en televisión con los republicanos en una muestra personal, de que si se cree en las tecnologías de la información, hay que mantener estas posiciones antes, durante y después de toda campaña electoral.
En España desde tiempos de Suárez no se conoce a un Presidente hablar directamente a los ciudadanos cuando hay problemas, para plantearles sus propuestas o para trasladarles el trabajo que se está haciendo. Algo que puede ser entendible en los años 80 pero no ahora en que a todos los políticos se les llena la boca cuando hablan de la interacción, la participación en redes y nuevas tecnologías, el uso de la imagen como herramienta de convicción.
Los Presidentes tienen la facultad de utilizar los medios de comunicación de forma directa, para comunicar. Y no lo hacen, todavía no entiendo bien por qué.
Estamos en un momento complicado, no tanto por la situación, que también, como por la demostración de incapacidad, real o manifestada por grupos de presión, pero que sin duda no se sabe gestionar.
Hay errores de forma que resultan de principiante. Errores que en una empresa mediana supondría una buena bronca y un cambio de rumbo gerencial en pocas horas. Y en el Gobierno del Estado supone a lo sumo una disculpa verbal, una explicación balbuceante.
La sensación de incapacidad crea miedos y tensiones. Y en economía el miedo además de contagioso es capaz de crear ricos y pobres, si se sabe gestionar con brújula. Y posiblemente esto sea hoy lo que más preocupe. Esa sensación de que no se sabe jugar al ajedrez político del dinero de laboratorio.
Las grandes empresas ganan menos, pero ganan. Los parados pierden siempre.
Los bancos ganan mucho pero siguen maquillando sus valores inmobiliarios impidiendo que el mercado se ajuste a la realidad que necesitamos.
Los ricos siguen quietos, esperando a que deje de llover.
Los pobres son más pobres todavía, algo que parecía imposible de conseguir.
La clase media se divide entre los que no mueven ficha y los que ven perder posiciones. Divide y vencerás, dijo alguien. Una clase media que odia las subidas de los impuestos pero a la vez teme que sus valores hayan desaparecido o que no sean capaces de convertirse en líquido.
Una clase política escondida, sin saber cómo saldrá de esta, cuando o de qué forma. Nadie sabe qué muebles se salvarán. Todos creen que la mayoría. Pero no están seguros de nada ni de nadie.
Perder posiciones en el exterior es empobrecer TODOS. Es también reconocer que “otros” las han ganado. En economía el dinero no desaparece. Si acaso cambia de manos.
Si España pierde, puede que ganen los alemanes, los chinos o los polacos.
Si pierde la clase media, gana la alta.
Si pierden los pobres, pierden los de clase media (no se consume), ganan otra vez la alta (que compra barato y espera).
Nada es eterno. Nada es inamovible.

25.2.10

El ciclo Kondratieff, una teoría de los ciclos.

Tras tener en la universidad una conferencia de corte liberal, uno de los profesores, en el tiempo de preguntas, ha sacado a colación un termino que jamás había oído. El ciclo Kondratieff.
El conferenciante ha pasado de largo en tal insinuación, tal como yo he hecho, por motivos de ignorancia más que otra cosa.

Así que me he puesto a buscar nada más llegar sobre qué demonios era, y lo que he encontrado es quizás aun mejor.
No es el primero, pero es como una de esas pepitas de oro que aunque no valga nada gusta sacar a relucir.
En este artículo, completamente en ingles, se explica el ciclo Kondratieff, y como eso afectaría a la crisis que estamos padeciendo desde 2008. Sin embargo está escrito en 2005, en julio para ser más exactos. Dos años y medio antes de que estallara todo por los aires. La causa de la crisis, el ciclo Kondratieff, que explica la generación de ciclos económicos de base capitalista en periodos largos de duración, entre 50 y 60 años, divididos en cuatro periodos.

El primer periodo, llamado “primavera” está asociado con la salud económica, la generación de la acumulación, el ahorro y la innovación. Sin incentivos perversos que nos desvíen del óptimo, la sociedad avanza de forma semi perfecta.
En toda economía, la actividad económica genera inflación, que es como el residuo que queda de toda producción (en términos muy bastos). Yo la asemejo a la propia entropía física, un proceso silencioso e inapreciable a pequeña escalara pero que se deja notar a niveles macroeconómicos. Además, como correspondencia a esta salud económica, el paro es relativamente bajo.


En el segundo periodo, el “verano”, la actividad empresarial comienza a tener sus altibajos. Las empresas han dejado atrás la negatividad (de la crisis del ciclo anterior) y el optimismo se vuelve a apoderar de los mercados, incluso de los no tan rentables o seguros. La actividad por tanto, podría decirse, se vuelve menos segura. (Como cuando después de quemarte por beberte la sopa nada más salir del microondas aprendes que debes soplar, pero al día siguiente vuelves a quemarte).
El nivel de inflación elevado obliga a los gobiernos a empezar a controlarlo. Por ello, pueden subir los tipos de interés, o reducirse la demanda, lo cual hará que algunas empresas, las menos preparadas empiecen a cerrar.
Los trabajadores comenzaran a estar en peores condiciones, ya que no se les hace tanto caso como en condiciones normales. Para no subir más la inflación, sus salarios se elevaran en menor cuantía, por lo que irán perdiendo capacidad adquisitiva.
Entre todo esto, la actividad económica estará siendo mucho peor que antes, pero en economía nada es homogéneo. Aparecerán sectores que parezcan panaceas, imbatibles, que no se vean alterados por este proceso. Todo el mundo tratará de invertir en ellos, con lo que el precio de sus activos comenzara a subir. Es decir, se sobredimensionarán.

En la tercera fase, o “otoño”, la economía ya se ha frenado bastante, el paro ha ido creciendo por el ciclo retroactivo, y los bancos centrales intentan devolverle la vida a la economía, así que dan facilidades en el crédito, bajando tipos de interés.
Los trabajadores siguen igual, las empresas empiezan a ganar bastante dinero por el descenso en los costes (por un endeudamiento fácil y barato).
La economía crece, y claro se potencia aun mucho más todas esas semillas que habían salido antes, los bienes sobredimensionados que todo el mundo cree que son la panacea. Así que su crecimiento es aun mayor. Se vuelven bienes especulativos.

En la cuarta fase, o “invierno”, los inversores se dan cuenta de que esos activos no valen lo que valen. O los compradores, endeudados a largo plazo, ya no pueden pagarlos. O su demanda ha cambiado súbitamente, como una montaña de naipes que se derrumba por un simple soplido. Surge el pánico, ya que no hay nuevos inversores, y los precios empiezan a caer. Surge la deflación, el parón de la actividad económica.
Los bancos que se hayan endeudado pueden quebrar, ampliando más el pánico. La economía entra en recesión.

Con el tiempo las empresas que han permanecido en pie vuelven a encontrar nuevos caminos para la recuperación y se genera el ciclo de recuperación económica.

Y hasta aquí el ciclo Kondratieff. En realidad está mucho más detallado, sólo he explicado lo más significativa, ya que se explaya en cuestiones más puntuales, como las materias primas, los diferentes activos financiero, etc.
En general, basa su argumentación sobre la generación de la crisis en dos cosas. La inflación, fenómeno económico que no se puede arreglar de forma natural, al menos no todavía. Y la condición humana, que nos endeuda en cualquier tipo de inversiones con riesgo, muchas veces, por que no queremos ver lo que tenemos antes nuestras narices. Y nos quemamos una y otra vez.