12.2.10

Apuntes de empleo o cómo entender por qué tenemos tan pocos puestos de trabajo en España

¿Existe un número determinado y fijo de puestos de trabajo dentro de la economía de un país?

Hay cierta tendencia en pensar que el número de puestos de trabajo dentro de una economía en fijo, y que por mucho esfuerzos que hagamos para crearlos, con un determinado tipo de índices económicos hay un número de puestos de trabajo activos en número casi inamovibles y al revés. Dicho en claro, con recesión en España es inevitable que tengamos sólo 18 millones de puestos de trabajo y que con economía a toda velocidad al máximo que podríamos llegar sería al de 21 millones de puestos de trabajo. Esta variación es un desastre pues el trabajo se hunde siempre en cuestión de 12 meses y en cambio se pueden tardar entre 60 y 96 en recuperarlo.
De ser cierta esta teoría, no serviría de nada hacer políticas activas de empleo, de creación de empresas, de facilidad en la contratación o en el despido, etc. Nos estaríamos moviendo siempre entre unos número fijos de puestos de trabajo que se modifican por la marcha de la economía general y que a lo sumo los mismos puestos se irían cambiando de manos, entre empresas nuevas y asentadas, entre distintos trabajadores según sectores, cualificación, edad o movilidad.
Pero lo cierto es, que dicha marcha depende y mucho también, de nuestro mercado laboral. Cuanto más paro, menos actividad y gasto, luego menos consumo, y al final más paro otra vez. Las políticas activas sirven sobre todo y de momento (hasta que inventemos otras), para hacer más cortos los periodos de alto desempleo y más cortos los necesarios para la recuperación del trabajo.
Pero a mi, la teoría de que no es posible crear más puestos de trabajo netos y fijos en un país, se me antoja increíble. Hay factores que sin duda inciden en la mejora de la economía general, precisamente desde el punto de apoyo del mercado laboral. Cuanto más preparados y formados estos los ciudadanos de un país, más posibilidades hay para competir y sobre todo para crear valor añadido al trabajo y de laborar en materias y sectores únicos o con poca competencia. Cuanto más preparadas estén las empresas para saber crear organizaciones modernas, con mejores motivaciones en sus equipos humanos, más competitivo será su producto final, más fácil será exportar, más beneficio quedará y se repartirá en forma de inversión, consumo o impuestos.
Y aquí está sin duda, la gran piedra en el camino. Las exportaciones.
En un país en el que todavía es complicado disponer de buenos profesionales que dominen idiomas (por poner un ejemplo fácil), la exportación de productos, pero sobre todo de ideas y mucho más la incorporación de información y formación constante entre nuestros profesionales con el resto del mundo, es un lastre inmenso. Si añadimos que los mejores universitarios se nos van a trabajar a otros países que si valoran sus conocimientos, el empobrecimiento de nuestra masa laboral, en términos absolutos irá en crecimiento a velocidades imparables.

España NO debe estar en el mundo.
Es el primer error de concepto. 

Deben ser los españoles los que SI deben estar en el mundo, aprendiendo para luego volver. Ni nos sirve que no sepamos TODOS lo que hay en TODOS los sitios, ni que los pocos que lo sepan, se vayan y no vuelvan.

Nota: No produce el mismo efecto colectivo decir que España (el todo) debe hacer, debe ser, a que se diga que la persona (tú) debe hacer, debe ser.

Los números de Grecia en comparación a los problemas españoles

Grecia es un país con algo más de 11 millones de habitantes. Como la suma de Andalucía y Canarias más o menos, para tener un referente más cercano.
Su PIB (de cuarto trimestre de 2009) es del -1,7%, mientras que en España era en el cuarto trimestre de 2009 del -4%
El PIB por habitante griego era del 94,3% sobre la media europea. El déficit del 7,7% (muy alto para los datos europeos), con una deuda del 99,2% sobre el PIB y una inflación en 2009 del 2,6%
Pero el paro que soporta es del 10,6%
Sus datos de endeudamiento son malos, sin duda, y con posibles problemas a medio plazo para poder hacer frente a las amortizaciones de la deuda.
Los números globales de España son algo distintos, sobre todo mucho peores en el desempleo, algo mejores en la deuda. Pero si extrapolamos los números a ciertos territorios de España con el mismo poder social y territorial que Grecia, tal vez podamos entender mejor todas las tensiones históricas que nosotros atravesamos siempre.
Lo que tal vez quiero decir (no estoy ni seguro de ello) es que las diferencias económicas de España (y no me refiero a la renta de los ciudadanos) es tan brutal que lastra soluciones generales, planteamientos globales, negociaciones que sirvan para resolver.
España debe trabajar muy seriamente para igualar territorios en materia económica, no sacando medias, sino trabajando para que los territorios con peores números puedan estar más cerca de la media española, de la media europea. Si Grecia, Portugal o España lastran a una Europa común, tal vez es cuestión de preguntarnos qué está lastrando, qué territorios están agobiando la economía española.
Pero con calma y sin odios territoriales, de los que tan dados somos a poner encima de la mesa siempre y por delante de las soluciones.