15.12.09

Sobre las consultas independentistas en Cataluña

Uno que es más perro viejo por la edad que por la sabiduría tiene miedo a los atajos, a las trampas que nos tienden todos los días los que ostentan el poder real y a la torpeza de algunos políticos que como peces ávidos de comida caen en los errores de lo fácil creyendo haber encontrado la píldora de la eterna sabiduría.
Cataluña y con ella el resto de lo que hoy configura esta España rara, no podrá salirse de su integración en las próximas décadas en el mejor de los casos para sus tesis, si termina utilizando atajos históricamente violentos; y nunca si se recurre a los sistemas de la política lógica.
Por eso todo intento de tensar la cuerda más de lo correcto me parece un error de cálculo y un intento de caer en la trampa de los más listos pero escondidos, que juegan a joder la marrana o lo que es lo mismo, contra peor, mejor para ellos.
Estas consultas ajenas a los partidos políticos son complicadas e incluso peligrosas. Pero no tanto para la unidad de la España en lo ¿universal?, como para las tesis de los que aspiran a tener una Cataluña más libre e independiente en lo cultural y económico. Si alguien saldrá al final perdiendo en este tipo de consultas NO van a ser los madrileños o andaluces, los valencianos o asturianos, los aragoneses o extremeños. Serán los catalanes aunque esto nos cueste un riñón entenderlo ahora. Pero no por que Cataluña no sea capaz de la autosuficiencia política o económica, si no porque nunca la dejarán ser independiente.
Y con esta premisa clara, asumida con dolor o sin el, todo intento por tensar la cuerda me parece peligroso e irresponsable para las tesis catalanas o incluso catalanistas.
Con los datos encima de la mesa, con un 95% de los votos partidarios de la independencia, incluso sabiendo que sólo han votado el 30%, la independencia sería un hecho. Votando el 55% del electorado (más que en muchas elecciones) y aun votando todos los demás ciudadanos hacia el NO, hubiera ganado el SI. Datos insoportables para muchos despachos fontaneros.
Lo malo de abrir el melón es que nunca más se puede cerrar. Lo malo de abrir el melón y de ver su interior es que otros que tienen melón, también van a querer abrirlo para catarlo. Lo malo de los dueños de las frutas es que no van a dejar que se sigan mordiendo las manzanas, las peras, los melones, las uvas y las sandías.
La historia se escribe a golpes cortos y secos, que se mascullan durante muchos años, tanto antes como después de ser dados. Y entre golpe y golpe hay que saber estar vigilante y con una técnica defensiva estudiada, pues el “listo de turno” ataca cuando le sale de los bemoles, sin atender a razones que entiendan los despistados.

13.12.09

Taller de escritura 10. Escribir partiendo de un final


Una buena forma de escribir un relato es partiendo de un final.
No quiero decir que el relato empiece con una escena final del mismo, sino que lo primero que sabemos de la historia, nosotros, los que vamos a escribirla, es el final de la misma y a través de este dato, vamos construyendo la historia, dándole cuerpo.

Imaginamos que deseamos contar una historia de una ruptura amorosa. Tenemos el final. Podemos contarla de muy diversas formas, lineal o no, literal o fantástica, desde varios puntos de vista, narrada en primera persona o en tercera. Todo lo que sucede antes de esa ruptura es algo todavía desconocido.

Los finales posibles no son tantos, pero la forma de llegar hasta él, si son muchos más. Una ruptura sentimental la hemos podido contemplar en centenares de relatos o películas. Y la trama es en casi todas ellas distinta.

Tener un final es una forma de romper ese miedo que todos tenemos ante la página en blanco. Una manera de poseer el menos un destino hacia el que acercarnos poco a poco.