28.10.09

Los oráculos, brujos, adivinos tarotistas y demás videntes

Si queremos tener la salud bien y el bolsillo mejor, debemos huir de todo este tipo de persona adivinas (oráculos, brujos, adivinos tarotistas y demás videntes) que lo único que saber adivinar es la cantidad de euros que pueden ser capaces de sacarte del bolsillo.
Nunca les preguntes a las brujas por tu salud o por la de tus allegados, porque sin duda influirá en tu forma de seguir comportándote en el futuro. Si que influyen en tí sus palabras. No adivinan nada pero si que sin que tú quieras, influyen en tu vida y te obligan sin darte cuenta a moverte a un lado o a otro.
La pasión por los oráculos o bujos y adivinos está bien como un entretenimiento que no te creas más que para divertirte y controlando mucho el gasto que hagas en ellos. Pero tienen que tener mucho cuidado en no caer en sus trampas y convertirte en una persona adicta.
Quien te está adivinando, quien a través del Tarot cree adivinarte algo, es simplemente un exceente profesional de los sentimientos, capaz de adivinarte lo que piensas o lo que te hace sufrir. y  a partir de esos descubrimientos, construye dentro de ti una dependencia falsa, pero no es capaz de adivinar nada que tú no le cuentes, aunque no sea con la voz. Tus gestos te delatan, tus formas y tus dolores, tus formas de explicar tus problemas les dicen mu8cho más de lo que les dices con la palabra y poreso son capaces de adivinar cosas que no les cuentas.
Mucho cuidado, porque la salud es mucho más importante que todo esto. Los adivinos y oráculos son psicólogos sin titulación. si te conformas con eso, pueden ser útiles.

La muerte e internet. La muerte en internet.

Es un asunto poco hablado por respeto, pero tras unos años de crecimiento y por lógica de la vida, los creadores de contenidos en internet vamos haciéndonos viejos y en algunos fatídicos casos, falleciendo, dejando en internet rastros y textos.
Se queda tras este inevitable hecho un vacío pero también unos contenidos publicados en internet que nadie sabe qué hacer.
Incluso muchos familiares desconocen todos los accesos, blog o páginas web abiertas por el difunto, con unos contenidos que se quedan huérfanos.
Si estas páginas tienen unos contenidos que generan visitas, aunque no haya nuevas entradas, no desaparecen de los buscadores, bajan de posición pero siguen alimentándose ellos mismos, incluso de comentarios si no están cerrados con moderación.
Lo mismo sucede con los correos y las direcciones.
El fallecido puede tener una decena de direcciones que le siguen generando correos automáticos, subscripciones, y que pueden llenar los servidores poco a poco al no ser recogidos.
Están también los derechos de autos, para aquellas personas que publican en internet contenidos con un cierto valor añadido. Estos derechos nadie los controla, estos contenidos de internet pueden ser copiados, distribuidos, sin ningún control.
Tras el fallecimiento de los autores, y sin una legislación clara y una decisión de estos de qué hacer con sus contenidos en internet, queda el vacío. Las familias se despreocupan y no saben ni qué hacer ni cómo enterarse de toda la red que el difunto ha podido tejer en internet.
Beno, no planteo que cada uno de nosotros prepraremos la muerte en internet, sino que reflexionemos sobre este tema, que ya se está dando. Es muy duro, pero la fecha del 1 de noviembre ayuda a tragarlo con más ánimo. O no.