12.9.09

Editorial del periódico El País sobre la crisis con Opel y sus consecuencias

La venta de Opel, filial europea de General Motors (GM), al grupo austriaco-canadiense de componentes Magna, demostrará hasta qué punto las autoridades de competencia europeas pueden imponer los principios de transparencia y neutralidad de las ayudas públicas frente al poder de las autoridades alemanas. La canciller Angela Merkel tenía el máximo interés en que GM vendiera Opel al grupo empresarial que dejara en mejores condiciones a las plantas alemanas. Según los planes iniciales de reestructuración de Magna, Opel deberá reducir unos 10.000 empleos, de los que sólo unos 3.000 se recortarían en territorio alemán, donde Opel da empleo a 20.000 trabajadores. Los damnificados con el plan de Magna serían Bélgica, donde se cerrará la planta de Opel; España, cuya planta de Figueruelas perdería 1.700 puestos de trabajo, sobre un total de 7.500; y Reino Unido, tres países donde ha avanzado la idea de que Merkel ha presionado a GM para que apostara por esta opción.
El Problema de Opel en Aragón, afectará a la economía de toda España
La cuestión que debe aclararse es si el Gobierno alemán ha condicionado el mantenimiento del préstamo puente de 1.500 millones de euros a Opel y nuevas ayudas públicas -GM necesita 4.500 millones de financiación pública-, a cambio de minimizar la pérdida de empleo en Alemania. La verosimilitud de las sospechas se basa en la participación activa en las negociaciones de la canciller Merkel y de su ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier; y en que, dado que las elecciones son a finales de septiembre, la CDU tenía que evitar que el cierre de una planta de Opel en Alemania oscureciese sus posibilidades de triunfo. Con la venta a Magna, el peligro queda conjurado.
La Comisión Europea anunció ayer que vigilará la venta de Opel para que las ayudas públicas de los países no puedan condicionarse al mantenimiento de la producción en sus territorios. Hay que alabar su actitud, y ser comprensivos con la elevada probabilidad de que tal vigilancia acabe en fracaso. En primer lugar, porque resulta relativamente fácil ocultar las obligaciones y condiciones que impone un país para conceder ayudas; y después porque el peso de Alemania en la economía europea y en sus instituciones es muy superior al que puedan tener países como España y Bélgica, juntos o por separado. Merkel ha conseguido imponer a GM que el comprador sea Magna y ahora lo más práctico para el Gobierno español es negociar con el nuevo propietario que se minimicen las pérdidas de empleo en Figueruelas.
El peso coactivo de las ayudas públicas, moneda corriente de presión de casi todos los Gobiernos para evitar deslocalizaciones, no es el único aspecto llamativo de la operación. Con Magna entra en Opel el banco ruso Sberbank, presidido por el ex ministro ruso de Economía, German Gref. Así pues, ni GM ni Merkel tienen empacho alguno en contar con la financiación inyectada en Opel directamente por un banco controlado por Vladímir Putin. La ansiedad electoral y la asfixia financiera borran cualquier escrúpulo estratégico.

Editorial de el periódico El Pais del día 12/09/2009

Artículo de Joaquín Abós, sobre Opel y Aragón (2009)


Lo veía venir, pero no quería aceptarlo. Acostumbrado a luchar en todos los frentes --nacional e internacional-- para conseguir unos objetivos, creía que mi tierra, especialmente el Gobierno de Aragón y las entidades financieras con sede en ella, serían capaces de actuar. Ser actores y no sólo espectadores en la tragicomedia del futuro de Opel en Europa continental.

Lo que empezó por una nota interna mía el 7 de diciembre de 1972 al entonces director general de la actual Ibercaja, Jose Joaquín Sancho Dronda, y que acabó con la compra que hicimos del terreno en Figueruelas y la instalación de Opel allí, esperaba que acabara bien.

No sabemos aún las condiciones finales de GM para la venta de Opel al grupo Magna-Sberbank. La esperanza es lo último que se pierde. Pero hubiera sido muy distinto si hubiera habido una reacción de los agentes sociales de Aragón. Pero parece que han estado de vacaciones. No así, ni Angela Merkel, ni Karl-Theodor zu Guttenberg, ministro de economía alemán, ni los de los Landers donde Opel tiene fábricas, ni el presidente de Rusia Dmitri Medvédev, ni por supuesto los directivos de GM, Magna y Sberbank.

Pero la llamada de atención que he hecho estos días y la indicación de que había que actuar --y no sólo esperar como espectadores mudos y por ello culpables-- ha caído en saco roto. Algunos ni se han enterado. Otros la han leído y escuchado pero su mediocridad y aburguesamiento, les han imposibilitado dar un paso adelante. Eso sí, comentarios y opiniones que se las lleva el viento, algunos las han dado, pero sin actuar.

La falta de profundidad humana, de profesionalidad y de interés real por nuestra tierra, es llamativa. En resumen: Aragón tiene una falta grave de liderazgo, en lo político --da risa a propios y extraños todo lo relativo a Gran Scala --, en lo financiero y menos en el terreno empresarial.Se cumple a la letra el adagio escolástico: Qui natura non dat, Salamanca non prestat. !Aragón despierta! ¡Aragoneses, no dejáis de ser lo que históricamente hemos sido!

11/09/2009 JOAQUÍN Abós