12.9.09

Los trabajadores de Opel en Aragón no negociará “ningún plan de ahorro” si Magna mantiene el proyecto presentado

Los trabajadores de Opel en Zaragoza no deben ponerle las cosas fáciles a Magna, para conseguir su objetivo de despidos, y deben contar con el apoyo de la sociedad aragonesa, si todos queremos salir lo menos "heridos" de este despropósito mal negociado por parte de los ejecutivos aragoneses y de Zapatero.
Una Opel empequeñecida y con menos producción, sin ser la mejor empresa europea de la nueva Opel, tiene muchas posibilidades de cerrar totalmente en el medio plazo. Si dejamos que se hagan con calma estos 1.700 despidos, se estará abriendo la puerta a convertir Opel de Figueruelas en una empresa más del complejo entramado de Opel, con mcuahs posibilidades de que sea prescindible en muy pocos años.
La venta del 55% de Opel al grupo austriaco-canadiense Magna y al banco ruso Sberbank es una muy mala noticia económica para Aragón, y creo que todos debemos defender la calidad de una empresa modelo ante negociaciones políticas en las que no hemos sabido estar a la altura necesaria.

11.9.09

No sé si hablar de Belén Esteban o de el 11-S. Estoy tonto.

Hay días complicados para elegir posibles entradas. No sé si hablar de la Diada, del 11-S, de Opel y GM, de Nozar, de Belén Esteban o de Gran Hermano 11. Tantos problemas sociales, junto a que un tal Ramos no ha sido convocado por un tal Pellegrini, que puede que sea el más grande todos, hace que no esté seguro por donde debo atacar para no equivocarme.
¿Qué le importa más a una sociedad algo aburrida y adormecida, que vaga por la crisis como si no tuviera remedio tanta tontería de un sistema ya caduco que como el Imperio Romano, ya tiene incluso su aniversario por una Roma particular que arde por culpa del déspota?
Debo escribir rápido pues Internet me está fallando, en un ejemplo claro y premonitorio de que el fin del mundo está cada vez más cerca. No se puede vivir, incluso ni mal vivir, si Internet te falla y se cae. Ya no es posible un mundo sin CocaCola y sin Google, sin Andreita y sin la roja, que ahora resulta que ya no es una horda sino un sentimiento nacional alegre que es capaz de salvarnos en lo universal.
Me estoy mareando, y no sé si es que tengo la tensión baja o es la mala hostia que me está subiendo por el cuello. Y yo sin confesarme todavía.