19.3.09

La utilización del triste caso de un asesinato en Sevilla

En este país se aprendio hace varias décadas que a la población hay que tenerla entretenida con algo, para queno piense mucho. Y ahora se lleva enseñar el mínimo detalle de los sucesos para que el resto podamos sentirnos felices aunque estemos jodidos, porque otros están peor.
La noticia de un digital que pongo recortada arriba es de premio.
El Ministro acude a casa del padre de una niña asesinada. No es posible que un Ministro pueda acudir a todos los padres con hijos muertos de manera violenta, así que elige los que tiene más peso mediático. Es decir, no todos somos iguales ante la ley.
Le dice que se van a poner empresas privadas a buscar el cuerpo de su hija. Una patada en los riñones a la policía de este país y una bofetada a todos los españoles que nos damos cuenta sí, de que la policía no funciona y que si hay suerte y salen en la tele, es posible que te pongan medios privados si no funcionan los públicos.
Se avisa constantemente qué confesiones hace el presunto culpable. Lo cual es otra barbaridad porque afecta directamente contra el derecho de la intimidad e incluso de la defensa. Ponemos la cara difuminada a los menores pero la novia del confeso asesino cobra por salir en la tele con su mama.
Nos hablan de un tal "Cuco" como si fuera un amiguete, un seudónimo ya conocido por todos. ¿Hay algún español que no sepan quien es el Cuco?
Y para rematar la faena, el medio digital pone en el pie un OPINE. Es decir, sabemos que usted está bien informado, y queremos saber su opinión para tener muchas más y entablar un juego.
Es España y punto, porque lo malo de esto es que el tema no es utilizado por medios amarillos, como sucedería en toda Europa. Es utilizado por todo tipo de medios de comunicación, grandes y pequeños, serios y públicos. Bueno, no, en los programas de humor todavía no se han atrevido.

Caixaforum de Madrid descubre a Vlaminck, el fovista más desconocido

Vlaminck fue uno de los pintores que causaron escándalo en el Salón de otoño de 1905, que recibió el apelativo de "jaula de fieras", dando nombre al movimiento del que formaba parte junto a Henri Matisse, André Derain, Raoul Dufy y otros.
Vlaminck proviene de una familia de músicos bohemios afincados en París.
En un primer momento Vlaminck no tenía intención de dedicarse a la pintura y su verdadera vocación era ser ciclista de profesión, que combinaba con dar clases de violín o escribir novelas eróticas para ganarse la vida. Debido a una enfermedad (fiebres Tifoideas) Vlaminck abandonará el ciclismo y tras entrar en el ejército y conocer a André Derain, se convence de que quizá su futuro esté en la pintura.
Junto a Derain forman un estudio donde ambos pintan y conviven creando una buena amistad. Con anterioridad, Vlaminck siempre destacó por ser un pintor autodidacta, alejado de las academias que pintaba aquello que veía suceder alrededor suyo, bien fuera un incendio o el paso del Sena cerca de su casa.
Su amistad con Derain le llevará a conocer y acercarse a la obra de Van Gogh que le influirá en el colorido y la estética de sus obras.
En 1905, junto con Matisse, se presentará en el Salón de Otoño de París donde recibirán el nombre de Los Salvajes (Les Fauves) por su exposición.
La exposición permite también observar como, a pesar de sus nuevas ideas, "le es muy difícil renunciar al color puro, al salido del tubo. A partir de 1907 empieza a mezclar colores, pero le cuesta romper con el puro", afirmó la comisaria para quien Vlaminck "se mantuvo fiel a la realidad aunque coqueteó un poco con las preocupaciones cubistas"