16.2.09

La procesión del sábado en Zaragoza o cómo utilizamos la historia para jugar

El sábado se juntaron militares de cartón con disfraces de antiguo, cofrades repeinados con buenas gentes engañadas, militares de trompeta y tambor más guardias de caballo, políticos y militares, la iglesia y el ¿órden?, la fé y la fuerza, la historia y la historieta.
No se puede mezclar la historia de una ciudad, la sangre de todo un pueblo, con las sotanas de rojo y negro y los soldados venidos de fuera para dar color.
Cuando una ciudad saca a la calle a los militares en el siglo XXI y los junto con la fé y la iglesia, y además creemos que así estamos recordando la historia, demostramos no tener norte ni sur.
En esta ciudad hemos retrocedido un par de siglos por obra de algunos mandamases que se ufanan en demostrar a todos que son ellos los que mandan porque así se lo creen.
Mecahis la mar salada, qué colmo de uso le estamos dando a esta democracia municipal con una ciudad que aspiraba a triunfar en el mundo, y está demostrando que está fracasando en los barrios.
Mal vamos.

14.2.09

La crisis del automóvil y las medidas del Gobienro en España

El Gobierno ha vuelto a sacar medidas ¿nuevas? para el sector del automóvil.
Y no han gustado a los fabricantes.
Si en España hay 400.000 coches fabricados y esperando en los hangares. lo siento por la crueldad, pero esos coches valen su peso en chatarra.
Las empresas del automóvil trabajan en cadenas que no paran, y si se fabrica más que lo que se consume, el stock se queda sin valor, pues las fábricas no paran.
Y si paran, el remedio es peor que la enfermedad.
Por eso toda medida que no sea ayudar al consumo, apoyar a que el que compra lo haga con más rapidez y volumen que hasta la fecha, no sirve para nada.
El consumidor debe sentir la necesidad de que es el momento ideal para comprar, con ayudas directas, con bajada de impuestos con mecanismos que le hagan creer que esperar a la compra no es bueno.
Lo siento Sebastián, no se debe insultar a la inteligencia de los mercados. Puede que no nos gusten, pero las normas de funiconamiento son de sobras conocidas.